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8 octubre 2023 (1): El dólar no vale un maravedí

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 8 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

La semana pasada la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América aprobó una ley para evitar un inminente cierre parcial de la administración, y van..., porque la última vez que el parlamento estadounidense aprobó a su debido tiempo las doce leyes que se requieren para asignar los fondos precisos a todos los departamentos del gobierno fue en el ya lejano año de 1997. La razón de esta manifiesta dificultad para contar con unos presupuestos generales, aun disponiendo de mayorías parlamentarias suficientes, hay que buscarla en la política económica neoliberal que se impuso en el país de las barras y estrellas desde comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado. Esta cicatería en el gasto público es, a su vez, resultado de una política fiscal pusilánime, que recauda escasamente y que ha llevado a la deuda pública norteamericana hasta límites estratosféricos (porque hay partidas, como la de Defensa, que crecen sin control). Paradójicamente, ha sido el ala más ácrata del Partido Republicano la que ha considerado intolerables los 33 billones (no sé si hablan de los nuestros o de los anglosajones, pero en cualquier caso la cifra es de vértigo) que debe el erario público o los 2,2 adicionales de déficit que acumula cada ejercicio y, por eso, ha denunciado el acuerdo que posibilita cuarenta y cinco días más de funcionamiento de la Administración; de modo que ha hecho que se vote una mocion de censura contra el presidente de la Cámara, Kevin McCarthy, que ha sido destituido sin bisos plausibles de hallar sustituto que alcance la mayoría suficiente. Si monstruosa es la deuda del estado, aún más gigantesca es la privada, ya que las clases medias empobrecidas han de recurrir al crédito para sobrevivir, pasados unos pocos días desde la percepción de la paga, porque los sueldos de los trabajadores por cuenta ajena son rácanos y los derechos prácticamente inexistentes. Por supuesto que, desde la desconexión de las finanzas del patrón oro, el dinero para los préstamos lo "crean" los bancos de la nada.

En definitiva, y para que se entienda, los norteamericanos están viviendo a costa de una riqueza que tardará en producirse varias décadas; de hecho, puede decirse que las futuras generaciones nacerán con una mochila hipotecaria cada vez más difícil de sobrellevar. O, lo que es lo mismo, el dinero que circula hoy no vale nada, viene prestado del futuro ignoto, es tan virtual como los pares de partículas que se crean y destruyen en el vacío cuántico.

Pese a todo esto, el dólar goza de buena salud en los mercados internacionales y mantiene un precio en los parqués de todo el mundo más que envidiable. ¿Cuál es la razón de esta paradoja? Creo que los inversores saben de sobra que esta divisa no vale una higa, pero pagan por ella de buen grado y la tienen canonizada como el patrón de los intercambios comerciales. Se trata, evidentemente, de una huída hacia delante. Se impone la certeza de que el sistema capitalista de libre mercado depende críticamente de que los Estados Unidos sigan desempeñando su rol de lideres económicos y gendarmes, garantes del orden económico y financiero instaurado. No hay ninguna otra potencia ni divisa que cuente con la capacidad y la confianza de los inversores para sustituir al dólar.

Falta por saber por cuánto tiempo se puede mantener esta estafa piramidal, en la que los timados, los que ponen la pasta sin siquiera haber nacido, son quienes vendrán tras nosotros. Eso por si no tuvieran suficiente con la superpoblación, las migraciones masivas, la contaminación desaforada y el cambio climático.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
08 oct 2023

Estados Unidos es como el atracador en una esquina o le das la pasta o te apuñala. Quizá las dos cosas, primero le das la pasta y después te apuñala

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