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6 noviembre 2022 (2): El arte en el punto de mira

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 6 nov 2022
  • 3 Min. de lectura

Hace unas pocas semanas que dio comienzo una serie de acciones contra el patrimonio artístico de una nueva tribu de "ecoactivistas" que, mediante ataques a famosos lienzos expuestos en museos de toda Europa, quiere elevar la sensibilidad de la ciudadanía y las autoridades en torno al deterioro galopante del medio ambiente y el calentamiento global. Según quienes vierten toda clase de fluidos sobre célebres cuadros, lo que pretenden hacer llegar es que, si doloroso es el daño irreversible infringido al patrimonio cultural (no lo ha sido hasta la fecha el causado por sus acciones, porque todas ellas se llevaron a cabo sobre obras convenientemente protegidas), lo es mucho más el que el ser humano está ocasionando en el ecosistema terrestre.

Alguno pensará que este es un asunto más en el que se ponen por delante los fines y, para su consecución, no se repara en los medios. Yo creo que no es el caso, porque estos activistas no han caído en la cuenta de que destruir un cuadro y empuercar las inmaculadas paredes de los museos con inmundicias no son sino infinitésimos a sumar al vertido descontrolado de residuos. Así que el medio elegido se opone al fin que dicen perseguir, por lo que sus argumentos no son sino sofismas pobremente edificados.

Otra cuestión que se me suscita es si quienes vienen actuando en diferentes ciudades forman parte de una sola organización o, al menos, trabajan en coordinación o si, por el contrario, nada tienen que ver los unos con los otros y, tal vez, las acciones subsiguientes a la primera no son sino obra de burdos imitadores. Me inclino por la segunda de las posibilidades, como creo que sucedió en el caso de la infame moda de los pinchazos, supuestamente vinculados al sometimiento químico, que afortunadamente cesó tan pronto concluyeron fiestas y festivales veraniegos.

Tampoco voy a negar mi inquietud ante la eventualidad de que alguno de estos iluminados, no satisfecho con limitarse a emular a los creadores de esta peregrina forma de protesta, pase a mayores y decida dañar, de verdad y sin remedio, alguna de esas obras que forman parte del patrimonio inmortal de la humanidad.

Y concluyo: tras haber visto las imágenes de algunos de los activistas en cuestión, me invade la sensación de que esos paladines del clima son en su mayoría niñatos cuyos mayores tal vez sean grandes accionistas de petroleras o de la industria química y que, con toda probabilidad, no se privan de consumir compulsivamente. Así que, como ante muchos otros problemas que nos aquejan, estos acomodados optan por la solución idealista, esa de remover conciencias individuales mientras se renuncia a las opciones sistémicas. El deterioro medioambiental no se detendrá hasta que rijan resoluciones internacionales de obligado cumplimiento, bajo la amenaza de sanciones insoportables a los infractores. Y no me estoy refiriendo a iniciativas como la pusilánime recientemente aprobada por la Unión Europea, de prohibir la fabricación de coches movidos por combustibles fósiles a partir de 2035, sino otras de inmediata entrada en vigor y mucho más radicales. Pongo un ejemplo: la imposición mundial de un gran impuesto al Kw.h de energía producida por la combustión "de lo que sea" que emita gases de efecto invernadero; de modo que resulte imposible la venta competitiva de la tal energía, y a gobiernos y grandes firmas no les quede otra que poner en marcha el mayor plan de inversiones de la historia que dé paso al consumo exclusivo de vectores energéticos para cuya producción no haya sido necesaria la quema de un solo gramo de combustible fósil. Claro que semejante iniciativa interpelaría fundamentalmente a los países más ricos, los mayores responsables históricos de la catástrofe climática, que deberían ser quienes corrieran con el esfuerzo financiero de dotar a las naciones en vías de desarrollo de los necesarios recursos, tecnológicos e industriales, en condiciones de igualdad con el resto de la comunidad internacional (esta sí, sin exclusiones de ningún tipo).

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
13 nov 2022

Lo que dices, cosas de pijos, que como están hartos quieren que los pobres dejen de comer por el bien del planeta… que les den!

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