31 diciembre 2023 (1): El bestiario de la derecha
- Javier Garcia

- 31 dic 2023
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La derecha española, europea e internacional se halla atrapada en una inquietante contradicción, mientras que defiende a capa y espada los viejos valores religiosos y proclama como la mejor guía de conducta el conservadurismo en los usos y costumbres, su praxis, la de sus simpatizantes y militantes, es pelín golfa, me atrevería a decir que bastante más desinhibida que la de los modernitos de entre las filas progres e izquierdistas, de supuesta tradición hedonista. Abundan entre los carcas las señoras y señores divorciados, y a muchos otros se les conocen vidas disipadas, difícilmente vislumbradas entre los vapores etílicos y el humo de los Cohibas contrarrevolucionarios. Será que de media atesoran más posibles que los perros flautas; contrariamente a estos, en su mayoría pertenecientes a razas "toys", son carnívoros de afilados caninos y grandes garras.
No es de recibo negar, pues, que a los reaccionarios se los puede tachar de muchas cosas, pero en modo alguno de pasivos y, menos, de aburridos. Porque, amén de numerosos fans de Dioniso, entre ellos se cuentan bastantes dignos de figurar en un bestiario de fabulosos animales humanos. Comienzo por los machos alfa, tan afines al gusto conservador, que los hay hasta entre quienes portan dos cromosomas X. Estos exóticos especímenes son endémicos de la Comunidad Autónoma de Madrid, donde se suceden en el ejercicio de la autoridad competente señoras correosas que se desempeñan particularmente bien en determinados biotopos, sean estos charcas repletas de anuros, universidades de las de páguese dos y llévese tres o pudrideros para mayores, desbordados por la española contumacia de no morirse, aun bajo los rigores de una pandemia. Como en la variedad está el gusto, también se censan entre su fauna gerifaltes XY, pero su estirpe está en franco declive, de modo que a los que fueron algo ya se les ha pasado el arroz, así que ahora se limitan a perorar, conminar y profetizar con el mismo escaso respeto a la verdad que solían. En cuanto a los últimos jefes de la manada, poco se puede decir, sino que andan escasos de liderazgo y masculinos bríos, y están llevando a los suyos de derrota en derrota hasta su dimisión final.
Integran un capítulo muy especial de este católogo, que para nada desmerece el de Linneo, quienes creen ocupar la cúspide de la pirámide trófica y presumen de depredadores supremos. Estos feroces especímenes lo mismo insultan gravemente a las féminas de la oposición, que amenazan con hacerte desaparecer en el maletero de un coche o colgado de los pies o, a falta de proyectiles más contundentes, arrojan botellas de agua contra quien osa contradecirles y expone sus pudendas vergüenzas en sede parlamentaria.
Ya en el amplio espacio internacional están también los que, como las aves del paraíso, se pavonean extravagantes y excesivos. Hay uno que va por ahí con una motosierra, a modo de inseparable complemento biónico, otro tocado con un casco de los tercios de Flandes, una haciendo ostentación de sus atributos femeninos, rimados con su sonoro apellido, y bastantes adornados por insólitos estilismos (hace muy poco acaba de ganar las elecciones en los Países Bajos un tipo con peinado a lo Drago Malfoy, de la celebrada serie de Harry Potter, otro, al lado opuesto del Atlántico, sueña con retornar al poder adornado con su sempiterno tupé, híbrido del de Elvis Presley y la melena de Marilyn Monroe, y un tercero considera puro cualquier disparate si se ejecuta tocado por la kipá).
Para acabar esta somera descripción zoológica, no pueden omitirse aquellos más discretos, que fían su éxito ecológico a la astucia y la absoluta carencia de escrúpulos; estos son expertos en sacarle las entretelas a la Unión Europea y la OTAN, mediante el chantaje permanente, y en desbaratar los mecanismos de control democrático de los regímenes liberales.
En fin, que la cuestión que nos compete es evitar que este indeseable taxón, constituido por especies invasoras, prospere y nos reduzca a la inquietante condición de calorías fáciles, para siempre ubicados en lo más bajo de la cadena alimentaria.

lo de raza toy es un hallazgo, me lo apunto