3 septiembre 2023 (1): La fábula de la tortuga y el escorpión
- Javier Garcia

- 3 sept 2023
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Cuentan que, una vez, en el país donde toda fantasía era verosímil, una tortuga y un escorpión se encontraron en la ribera de un caudaloso río con el propósito de cruzarlo. El escorpión, sabedor de que el quelonio era un excelente nadador, le rogó que lo transportara sobre su caparazón. Contestole la tortuga que no se fiaba de sus intenciones y que temía su ponzoñoso aguijón. Le rogó el alacrán con todas las razones que supo y reiterole, una y mil veces, que en esta ocasión no haría uso de su letal arma sino para protegerla de posibles enemigos que, durante la travesía, pudieran acecharles. Tanto porfió el arácnido que, al fin, la bienintencionada tortuga consintió que el artrópodo se subiera sobre ella y, de esa guisa, iniciaron el vadeo del río.
Cuando estaban en medio de la corriente, el reptil sintió la dolorosa punzada causada por la picadura del escorpión y, entre desesperado e iracundo, le preguntó que cómo así había procedido teniendo en cuenta que el veneno haría efecto de súbito y no tendría tiempo de llevarle a la otra orilla; de modo que ambos perecerían ahogados. Respondió compungido el escorpión que tenía mucha razón, pero que estaba en su naturaleza eso de lanzar el aguijonazo en cuanto se presentara una ocasión propicia.
Pues, queridos amigos, el señor Núñez Feijóo se comporta como el dichoso escorpión: quiere negociar su investidura con los partidos nacionalistas catalanes y vascos mientras les niega la posibilidad de formar grupos parlamentarios propios en el senado, va de la mano de un partido como Vox, partidario de ilegalizarlos y, en el colmo del cinismo, se reúne con el derogable señor Sánchez para proponerle una alianza de "patriotas españoles", con el fin de asestar un duro golpe a los separatistas.
El problema que tiene es que, sume como sume, no suma. Durante todo un quinquenio el PP ha mostrado su más desabrido rostro, dedicándose a la tarea de romper puentes con todo quisque. Así que nadie quiere escuchar sus cantos de sirena, sus requiebros de mal ligón y sus argumentos una y mil veces contradichos por los hechos. Constituye un extraño caso, de entre los de su condición, de gran organización política de implantación en todos los territorios, incapaz de negociar con nadie absolutamente nada. No conozco ningún otro partido conservador de la Europa Occidental que tenga tan poca mano izquierda a la hora del pacto y las inevitables cesiones.
Yo creo que es un tic tardofranquista. Es esa convicción inconfesable de que están investidos de un derecho inalienable a gobernar, merced a no se sabe muy bien qué bula otorgada por el dictador y bendecida por la Iglesia Católica. Al gallego ya se le escapó muy recientemente eso de los "buenos" y los "malos" y, claro, ellos son los que se sientan a la derecha del Padre. A los demás les esperan el llanto y el rechinar de dientes.
En fin, que cada uno cosecha lo que ha plantado. El PP no puede obtener más apoyo que el de la extrema derecha porque, con el ánimo de gobernar varias comunidades autónomas, ha cedido ante todas las pretensiones de su socio y, lejos de buscar un espacio de centro, ha competido con Vox en eso de ser muy y mucho español, despotricar contra los "enemigos de España" y sostener los valores del catolicismo más intolerante y preconciliar. Ya sabéis que tengo algo de profeta, así que voy a hacer una predicción: va a obtener 172 votos en su, como dice el excelente reportero David Torres, "embestidura".

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