3 julio 2022 (2): Ensaladilla rima con mascarilla
- Javier Garcia

- 3 jul 2022
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Entre los varios diminutivos que el castellano pone a nuestra disposición están los construidos mediante los sufijos -illo e -illa que, dependiendo del área lingüística en cuestión, transmiten cierto desdén o, por el contrario, se emplean en tono afectuoso o, incluso, representan un familiar modo de elogio (en México, caso de las acepciones gastronómicas de "tortilla" y "platillo").
Casualidades gramaticales y de coyuntura han puesto aún de más actualidad si cabe algunas palabras que emplean estas desinencias y hasta generado una insólita polémica en torno a la conveniencia de su uso. ¡Qué os voy a contar que no sepáis acerca de las dichosas mascarillas que, como los turrones, vuelven a casa por Navidad, para obstaculizar el contacto con nuestros seres queridos, y también en verano para, como los insidiosos mosquitos, producirnos un molestísimo prurito! Así va a ser también en este estío de 2022, ya que la ministra de Sanidad ha aconsejado el retorno al uso de la dichosa prenda en interiores. Y es que dicen que estamos en la séptima ola, y que se disparan las cifras de positivos. Permitidme que reciba la recomendación de la señora Darias con escepticismo. Una de las frases más afortunadas de la Biblia cristiana dice: "por sus hechos los conoceréis" (Mt 7, 15-20), y resulta que, el mismo día que se declaraba esta nueva alarma, leía en prensa que Osakidetza va a suprimir trescientas camas este verano y cerrar numerosas consultas de atención primaria. Al mismo tiempo, y por experiencia de varios próximos recientemente positivos, he sabido que los médicos de familia no dan la baja laboral por esta causa y se limitan a recomendar a los pacientes que observen con sus compañeros de trabajo las mínimas conductas profilácticas. Así que no les preocupa demasiado la actual situación sanitaria.
El otro diminutivo que está en el candelero es ensaladilla. Quien primero suscitó la polémica fue el conocido chef, asturiano de origen y nacionalizado norteamericano, José Andrés, que en respuesta a la invasión de Ucrania decidió denominar a la conocida y, pese a su nombre, hoy súper española "ensaladilla rusa", como "ensalada Kyiv". De igual manera, durante la cumbre de la OTAN, cómo no, también se ha reparado en el agravio de calificar como "rusa" a tan popular y occidentalísima receta, de modo que los anfitriones españoles se han apresurado a aplicar una insólita sanción lingüística a su enemigo sirviéndose durante el madrileño evento una tal "ensaladilla tradicional". Me inquietan estas decisiones, a ver si va a revisarse todo el diccionario gastronómico a la luz de consideraciones políticas y pasamos a llamar a la tortilla francesa (seguimos con el ínclito diminutivo) "tortilla viuda", y al pasapurés chino "tamiz ibérico". Lo peor de todo es que esa decisión de no mentar al enemigo, ni aún para solo denominar este mismo y malhadado plato, ya la adoptó el franquismo; veréis, yo hice la "mili" en León en 1979, en el regimiento de caballería Almansa 5, y allí aquellos militares nostálgicos del recién caduco régimen escribían en la orden el menú del almuerzo citando una ignota "ensaladilla nacional".
Casualidades de la vida, ayer mi mujer preparó una deliciosa, perdóneseme la insolencia, ensaladilla rusa a la manera andaluza; toda una delicia acompañada de los populares picos y adornada por unos pimientos... "del piquillo".

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