3 diciembre 2023 (2): Los detentadores del poder

Elon Musk, el extravagante magnate sudafricano, se presentó hace unos días en Israel en olor de multitudes. Dicen las crónicas que fue recibido con honores de jefe de estado al tiempo que comunicaba a sus interlocutores que entregaba el control de Starlink (internet de banda ancha de cobertura mundial, servido directamente por una constelación de satélites de comunicaciones) en Gaza al gobierno de Netanyahu.

Las crónicas de los principales medios abundaban en los detalles de esta colaboración, subrayando la relevancia militar de esta decisión y, de paso, llamaban la atención sobre la capacidad de las grandes fortunas de jugar un papel directo en la geoestrategia global.

Yo, pertinaz discrepante, veo las cosas de otra forma. El señor Musk fue a Israel a "cantar la gallina". A disculparse por las frecuentes diatribas antisemitas y antisionistas que cotidianamente se publican en su red social "X" (antes Twitter) y a poner a la disposición del estado agraviado sobradas compensaciones.

Y esto me lleva a la pregunta de quiénes son los que de verdad detentan el poder económico en nuestro mundo. La revista Forbes, que publica periódicamente un ranking de las grandes fortunas planetarias, lo tiene claro; para esta publicación se alternan en ser los más ricos un comerciante de exclusivos artículos de lujo para el pijerío más sofisticado, un vendedor de toda clase de bienes y servicios on line, dos desarrolladores de software oligopolista de uso universal, un hábil inversor que mueve su capital a favor de las corrientes preponderantes, este fabricante de coches eléctricos, de acabado manifiestamente mejorable, y de cohetes que alternan la rentabilidad económica con las dudas tecnológicas, y otros pocos más con parecidos perfiles.

Yo mantengo serias objeciones al respecto, y voy a explicar las razones. La primera es que la riqueza es mayormente longeva y heredada, y la detentan los potentados de más rancio abolengo, no nuevos ricos como los mencionados. La segunda, que la publicación ignora en sus estimaciones que el dinero rara vez es patrimonio unipersonal, suele ser mucho más frecuente que lo acumulen los miembros de largas familias que, entre todos, pueden sumar patrimonios descomunales, mucho mayores que los consignados individualmente. La tercera, que se hace extraño otorgar la mayoría de los primeros puestos de entre los más grandes plutócratas a proveedores de bienes y servicios en una sociedad financiarizada en la que los mayores beneficios se obtienen mediante los grandes movimientos especulativos de capital. La cuarta, que este ranking ignora la frecuente cohabitación de los poderes político y económico, desconociendo, o no siendo capaz de estimar, el peso de las familias reales, y sus fabulosos patrimonios muebles e inmuebles, el papel de los líderes de regímenes autoritarios como controladores omnímodos de gigantescas empresas públicas, etc. Y la quinta y última que citaría es que, como la lógica señala, los más adinerados son alérgicos a las candilejas, prefieren la discreción y el anonimato para disfrutar de sus privilegios sin sobresaltos, todo lo contrario que estos populares milmillonarios, siempre expuestos a la opinión pública, y la gente más menesterosa del mundo en privacidad.

Volviendo al viaje de Musk a Oriente Medio, me reafirmo en que su visita no fue sino un signo de capitulación, durante la que se demostró fehacientemente su sumisión a los poderes fácticos israelíes y norteamericanos; en definitiva, que es un gigante de pies de barro, un patético histrión.