29 mayo 2022 (2): Tiempo muerto
- Javier Garcia

- 29 may 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 jun 2022
Como los estudiantes, que cada curso concluyen las clases más tempranamente, la actualidad ha entrado de lleno en el tiempo muerto veraniego antes de lo debido. A la pandemia ya no hay titular que la desperece, la guerra en Ucrania no parece ofrecer especiales novedades (o las que se producen no son del gusto de nuestros unánimes voceros), las tensiones entre bloques siguen ofreciendo algún que otro incidente sin mayor relevancia en el mar de la China, la convulsión en los mercados energéticos y alimentarios ha dado paso a un estado estacionario, bastante insatisfactorio, donde los paganos somos los de siempre, el relevo en la cúspide del Partido Popular ha completado todas sus etapas con el acceso de la señora Ayuso a la Presidencia en Madrid y del señor Feijóo al Senado, a los debates parlamentarios les queda poca tela que cortar antes de las vacaciones, el emérito ha dejado de dar que hablar con su nuevo mutis por el foro, los escándalos de la corrupción y las veleidades de las cloacas del estado, de tan numerosos, ya no son noticia y la actualidad vasca sigue en su ya prolongado estado cataléptico (este paciente solo se despereza cada cuatro años, cuando las elecciones autonómicas y, aun en el paroxismo de su dinámica, no se puede decir que arroje novedades y propuestas a ritmo vertiginoso).
En fin, que llega el estío, hasta el fútbol emitió ayer su último estertor. Parece, pues, que ya estamos en la estación de los chascarrillos, la ocasión para que el tiempo meteorológico se apodere de los noticiarios y de las conversaciones de ascensor, el lapso de terror que protagonizan los incendios forestales, la temporada de las fiestas patronales, bárbaras tradiciones inclusive y sin visos de ser definitivamente abolidas y, en definitiva, la oportunidad de que, sin el ruido y el bullicio de lo colectivo, nos apliquemos en hacer recapitulación de nuestro último ejercicio personal y formulemos propósitos de enmienda varios que, como todos los años, incluyen las buenas intenciones de hacer más ejercicio físico, bajar de peso y racionalizar nuestros gastos.
"Y sin embargo se mueve", quiero decir que, pese a lo que deliberadamente se transmite y resumo más arriba, el mundo sigue dando vueltas, y que los acontecimientos se suceden con la misma cadencia que en cualquier otro momento del año; solo que nosotros los obviamos siquiera por un tiempo, porque necesitamos desconectar, vivir el momento, dejar de preocuparnos, huir de la polémica, evitar irritarnos, enfriar nuestras aversiones, aplacar empatías dolorosas y centrarnos en nosotros y en los nuestros, el único y restringido círculo dentro del que nos sentimos medianamente seguros.
Aprovechemos, siquiera para esto, el calentamiento global, que estira el verano desde estas fechas hasta bien entrado el mes de octubre. Tras la siesta prolongada, vendrá ese despertar pastoso, embotado, de regusto amargo y mal cuerpo. Constataremos contrariados que los problemas siguen ahí, incólumes, hasta recrecidos, mostrando a las claras que tienen una existencia independiente del observador y que la venda en los ojos no obvia los sinsabores y pesares. Así es la vida.

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