29 Marzo: Domingos
- Javier Garcia

- 3 may 2020
- 1 Min. de lectura
Hoy es domingo. “¡Bah, qué más dará si ahora todos los días son domingo!”, me dirán. Pero ahí está precisamente la clave: en que asociamos lo anodino, la inactividad melancólica, la temerosa espera, con los domingos ordinarios.
Pertenezco a una generación que ha conocido las semanas de seis días laborables. Entonces los domingos, los únicos festivos, eran de gloria. Recuerdo que las familias completas, con nuestras mejores ropas, salíamos a la hora del vermouth.
Mientras los adultos tomaban sus blancos, los niños asaltábamos los puestecitos que dispensaban cucuruchos de karramarros, quisquillas y caracolillos.
Por la tarde, tras una sobremesa
mucho más escueta que las de ahora, íbamos al cine del cole. Nos echaban el NO-DO (horrible), el largometraje, y se acababa con dibujos animados a todo color (un lujo entonces) de Silvestre o Bugs Bunny.
Tras eso, disfrutábamos de los futbolines y el ping-pong. Acabábamos cerca de las diez de la noche; hora a la que cenábamos.
Lo que en definitiva quiero decir con esto es que, cuando retornen los domingos normales, procedamos a abolir la moderna y no escrita norma de recluirnos en casa, pasar la resaca y esperar tristemente la llegada del lunes; y disfrutemos del día libre como si no hubiera un mañana.

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