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26 julio (2): Tocados por la fortuna

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 26 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 18 sept 2020

¡Albricias! La Unión Europea, por una vez y sin que sirva de precedente, ha acordado una medida solidaria para con los estados azotados por la pandemia del coronavirus y destinará 750.000 millones de euros para superar la honda crisis en la que nos hallamos inmersos. De esa cantidad, a España le corresponden unos 140.000 millones, la mitad de ellos a fondo perdido y, la otra mitad, bajo la forma de crédito.

Eso cantaban a grandes titulares los noticieros que, con algunos matices a uno y otro extremo del espectro político, eran unánimes al recibir positivamente el anuncio del éxito en la negociación. Bastantes se atrevían a calificar el resultado de las largas deliberaciones como una victoria de los mediterráneos frente a los “frugales” (nuevo apelativo para los “austeros”, que traslada el énfasis de la tacañería en el gasto a la parquedad en la ingesta alimentaria), y vislumbraban un más esperanzador futuro para los millones de afectados en su salud... y en la salud de sus bolsillos.

Pero... ¿realmente podemos echar las campanas al vuelo? Veamos. Sin ánimo de ser preciso, he hallado por ahí que la totalidad del gasto público del Estado en 2019 estuvo presupuestada en unos 521.000 millones de euros. Suponiendo cantidades similares para este y los dos próximos ejercicios y teniendo en cuenta que los fondos llegarán paulatinamente, distribuidos a lo largo de, al menos, dos años, la subvención apenas representará el 7% de lo presupuestado. Esto es equivalente a que a un ingreso familiar estándar de 2.500 euros se le añada un emolumento adicional de 175 euros. Como dicen los ingleses, “peanuts” (cacahuetes) o, a lo castizo, “tendremos para el chocolate del loro”.

Pero la cosa se pone aún peor si reparamos en que la otra mitad del fondo, la financiada, es un señuelo envenenado. Con ella los “frugales” intentan asegurarse el poder inmiscuirse en nuestras políticas presupuestarias, de modo que veo en serio peligro la materialización de las medidas sociales que la presente coalición gobernante prometió en campaña. A menos, claro está, que muestren una firmeza en sus convicciones que, hasta la fecha, no han sacado a relucir.

En resumidas cuentas, que los “frugales”, ya me estoy cansando de tanto citarlos, lo son con las raciones del otro, que pintan bastos, que en las negociaciones siempre ganan los que tienen la sartén por el mango (y se sirven los primeros, pese a su fingida inapetencia). Ya sabéis, manirrotos del flanco sur europeo: a penar vuestro pecado de vivir por encima de vuestras posibilidades.

 
 
 

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