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24 septiembre 2023 (2): El enigma del fútbol femenino

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 24 sept 2023
  • 3 Min. de lectura

Confieso que me ha costado mucho decidirme por escribir este artículo, porque temo ser confundido con las plumas más aceradas de entre la turba de la caverna mediática, que ahora mismo braman contra las jugadoras de la selección femenina de fútbol y no ahorran improperios para las que más se han distinguido en sus reivindicaciones, y porque sé que entre el progresismo impera el absurdo principio de que todo lo que diga, proponga o haga un colectivo de mujeres está ungido por el sagrado óleo de la razón, de modo que no faltarán quienes me apliquen el excluyente adagio "si no estás conmigo estás contra mí" y pasarán a despellejarme a renglón seguido. Pero me he decidido a meterme en el lío de opinar a este respecto precisamente para hacer honor al pseudónimo con el que inauguré este blog y que constituye toda una declaración de intenciones: no doblegarse a ninguna presión y ofrecer una visión propia y libre del cotidiano acontecer de esta convulsa sociedad.

Perdonadme la insolencia, pero a pesar de las varias declaraciones y manifiestos (si así pueden llamarse las comparecencias y ruedas de prensa de parte de las lideresas del movimiento) aún no sé muy bien qué denuncian y qué quieren. Hablan, por supuesto de abusos, de los que el público solo conoce el sonrojante beso no consentido del expresidente de la Federación, sin aclarar la naturaleza, número y autores de ese misterioso plural. Si los ha habido, por favor, luz, taquígrafos y denuncias firmes en el juzgado de guardia. Pero si en realidad la ese solo obedecía al deseo de envolver las quejas en una maiestática prosopopeya, que lo aclaren ante el público que las escucha, porque la generalización de las agresiones sexuales de parte de los dirigentes de la Federación revestiría un grado de gravedad inusitado, merecedor de una radical refundación del ente deportivo por parte de las autoridades competentes, sin perjuicio, por supuesto, de la depuración de las responsabilidades en las que los delincuentes hubieran incurrido ante la corte penal.

Citan también cierto despotismo sobre el que es aún mucho más difícil opinar, porque la cualidad es discutible sin la cantidad y porque sexar entre el ejercicio de la autoridad y el autoritarismo es tarea harto enrevesada. Sospecho que no les faltarán motivos para esta queja, pero también barrunto que sus indeseables jefes no serán muy diferentes a los millones de tiranuelos que pueblan empresas y administraciones públicas.

Y terminan afirmando que el fútbol femenino sufre una discriminación sistemática y sistémica desde hace muchos años. Nuevamente agradecería a las denunciantes mayor concreción, ¿de qué discriminación hablan? Si lo que está en cuestión es la retribución pinchan en duro, porque desafortunadamente el deporte es hoy un negocio y el fútbol masculino estará dos órdenes de magnitud por encima del femenino en la cuantía de sus ingresos, de modo que a lo único que razonablemente pueden aspirar es a que sus emolumentos estén en justa proporción al dinero que generan; y si de lo que hablan es de la baja representación de las mujeres entre la dirigencia federativa, sería cuestión de estudiar el caso y corregir la injusticia, si la hubiere, pero sin olvidar que los hombres federados las superan en número abrumadoramente y que la tradición de la categoría masculina se dilata en el tiempo por un lapso notablemente más prolongado que la femenina.

En fin, que puede que tengan la mayor razón del mundo, pero lo cierto es que se explican muy mal, que nadan en un mar de ambigüedad que penaliza su relato, no sé si tratando de guardar la ropa de su, por lo demás, excelente momento deportivo, económico y mediático.

Sinceramente, les deseo que sus justas reivindicaciones les sean atendidas y que sigan sus hazañas en las competiciones más prestigiosas del mundo, que se las remunere convenientemente y en concordancia con las dimensiones de su negocio y que acaben con toda clase de trato vejatorio, por minúsculo que sea el machismo que las indigna. Pero, al tiempo, les reclamo profesionalidad, aceptación de la normativa vigente, y el cese de tanto ruido mediático. Hablemos de fútbol, por favor.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
25 sept 2023

A veces es terriblemente difícil concretar ante un juzgado.

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