24 octubre 2021 (2): Gobiernos quimeras
- Javier Garcia

- 24 oct 2021
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Para describir los ejecutivos que actualmente nos gobiernan, no apelo a la acepción figurada de "quimera", como sueño o aspiración inalcanzable, sino a la literal, que se refiere a un imaginario animal con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón, o sea, una especie de monstruo de Frankenstein construido con los retales de varias especies.
Ya os imagináis por dónde voy, porque en las últimas horas ha estallado la enésima confrontación interna en el Gobierno de España a causa de la prometida, y todavía no materializada, derogación integral de la Reforma Laboral de 2012. Y es que, como la mitológica criatura, este Gobierno de la Nación está constituido por personas demasiado distantes en lo ideológico y, al parecer, sostenido por unos acuerdos no suficientemente bien definidos o socavados por la deslealtad de alguna de las partes.
Está claro que la legislación laboral define la clase de sociedad que cada dirigencia política pretende construir. La actual otorga todo el poder a la patronal, debilita al sindicalismo extinguiendo la negociación colectiva por mor de la caducidad de los convenios e instituye una insoportable precariedad en el empleo al posibilitar el despido barato y la contratación a la carta.
Así que, si este Gobierno quiere realmente hacer algo por la justicia social y desea diferenciarse mínimamente de los ejecutivos conservadores, no le queda otra que proceder a la derogación completa de esta norma orgánica tan lesiva para los derechos de los más débiles. Con ese mensaje fueron a las urnas y con ese compromiso firmaron el acuerdo de legislatura que actualmente sustenta a la coalición gobernante. Pero están en juego muchos y cuantiosos intereses, así que el poder económico está haciendo todo lo que puede, que no es poco, para arrumbar el intento y seguir amasando beneficios a costa de la infelicidad de la mayoría de la población. Entre otros muchos recursos, cuentan con la infiltración en el ejecutivo de una comisaria política, guardiana de lo que eufemísticamente se denomina el rigor presupuestario, que ingiere y meticonea en las funciones y responsabilidades de otros ministerios gracias al silencio cómplice y medroso de su supuesto jefe.
No sé cuál va a ser la suerte de esta iniciativa legislativa, pero una cosa tengo por cierta: si fracasara la propuesta de la derogación y el proyecto de ley del ejecutivo terminara en una versión descafeinada de lo que debería haber sido, sepan los señores del histórico partido fundado por el otro Pablo Iglesias que enterrarán la supuesta resurrección de la socialdemocracia, de la que su presidente tanto ha presumido en el último congreso.
En el ámbito vasco también tenemos nuestra quimera particular o, más bien, pretendemos estar en misa y repicando. Quiero decir que, ante el órdago lanzado por las empresas energéticas, el Gobierno Vasco debe decidir si se alinea con los intereses de los grandes distribuidores de gas y electricidad porque tributan tímidamente en Bizkaia, o si protege a sus pequeñas y medianas empresas, nicho de la mayoría de sus votantes y principales damnificadas por el apetito insaciable de los oligopolistas. Remedando la fábula de Salomón, no les aconsejo que, como parece, maten al niño partiéndolo en dos, sino que lo entreguen enterito y lleno de vitalidad a su verdadera madre, que no es otra que la iniciativa industrial vasca, tan exitosa, por el espíritu emprendedor de los pequeños empresarios y la capacitación profesional de nuestros trabajadores.

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