24 enero 2021 (2): Extinciones mediáticas

Cuando en un determinado hábitat una especie o género resulta extraordinariamente exitoso tened por seguro que lo es a costa de muchísimos más perdedores. Viene esto a cuento porque el competitivo ecosistema mediático ha sido colonizado masivamente por las noticias relativas a la expansión de la pandemia. Tan es así que su hegemonía puede considerarse prácticamente monopolística, solo ocasional y tímidamente disputada por alguna otra catástrofe.

Este terrible depredador de espacios noticiosos no está dejando para los demás ni las más escuálidas páginas de sociedad. Las bajas de los competidores expulsados de los medios son numerosas e ilustres. Por supuesto que los primeros damnificados son aquellos pertenecientes al mismo clado, o sea, las muchísimas otras patologías. Ni nos "mojamos" por ninguna enfermedad rara de moda, ni merecen campaña alguna de concienciación los malos hábitos propiciatorios de problemas vasculares o desencadenantes de neoplasias. La mortandad informativa de las otras dolencias es tal que, en medio del más crudo invierno, se ha declarado extinta a la gripe; cualquier otro año acaparadora preferente de portadas.

A juzgar por su escasísima notoriedad, también hemos acabado con las guerras en el mundo; los corresponsales bélicos deben estar en ERTE y los traficantes de armas tirándose de los pelos.

De la misma manera ha debido de resolverse el problema del plástico y, en general, de los vertidos descontrolados y el reciclaje. De hecho, no da la sensación de que el consumo masivo de centenares de miles de millones de mascarillas desechables preocupe a ningún gobierno ni a institución internacional alguna; tampoco han habilitado una vía específica para su recogida selectiva (siempre he pensado que, si son eficaces conteniendo los contagios, deben ser un residuo biológico peligroso, repleto de patógenos).

Parece, igualmente, que hemos acabado con la pobreza, los problemas económicos, el desempleo y el trabajo indigno. Hasta los sindicatos, ya notablemente ninguneados por el sistema antes de esta crisis, han recibido su puntilla y se cuentan entre los desaparecidos en esta masiva extinción; desde luego ya no sabemos ni cómo se llaman los secretarios generales de las grandes asociaciones obreras.

¿Y qué me decís de la actividad legislativa? Los parlamentos solo son esporádicamente citados por algunas de sus demasiadas discusiones tabernarias. En este caso, me temo, su desaparición no es solo mediática, sino real. Me gustaría conocer las cifras de nuevas leyes aprobadas durante el último año en las cámaras de la nación y de las diecisiete comunidades autónomas.

Para terminar, también debemos felicitarnos por el taumatúrgico efecto del coronavirus sobre el comportamiento criminal de los abusadores machistas, cuyos asesinatos se han diluido como el azucarillo en el café.

El problema de todo esto es que el exitoso replicante, constituido en plaga bíblica, experimentará en breve (crucemos los dedos) aquello de "más dura será su caída". Os apuesto a que, entonces, todas las miserias que juzgábamos controladas o, incluso, erradicadas, retornarán como por ensalmo, más virulentas que nunca. Preparémonos para "el día después", que, pese a ser tan deseado, va a ser muy duro.