23 octubre 2022 (2): Correcto, pero erróneo
- Javier Garcia

- 23 oct 2022
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Esta semana se ha publicado que los ayuntamientos de Bilbao y Barakaldo se sumarán a un creciente número de ciudades europeas que ya vetan el acceso a sus centros a los vehículos más contaminantes.
Los argumentos que justifican la medida parecen impecables por cuanto la polución en las grandes urbes y la emisión de gases de efecto invernadero están alcanzando cifras insostenibles. Permitidme, sin embargo, objetar. En primer lugar llamo la atención sobre la obviedad de que se trata de una medida discriminatoria que expulsa del tráfico rodado a los más pobres, porque son estos los que, insolventes y, por tanto, incapaces de sustituir sus viejos coches por modelos más nuevos y eficientes, se ven obligados a prolongar la vida útil de turismos que hace tiempo debieran haber ido al desguace.
Se me replicará que la injusticia flagrante no obsta para que la medida sea efectiva… Pues ni eso, queridos amigos, y voy a argumentarlo. Para conocer el real impacto de cualquier producto sobre el medio hay que considerar el ciclo completo de su vida útil; así, un coche viejo retrasa la necesidad de fabricar uno nuevo o, dicho de otro modo, reparte el impacto ecológico de su producción a lo largo de más años. De la misma manera, llamo la atención sobre el hecho innegable de que un coche muy eficiente y limpio contamina más que uno ineficiente y polucionante, si realiza muchos más kilómetros por unidad de tiempo; y, es de sospechar, que los propietarios acomodados, que mejores vehículos poseen, circulan mucho más y ponen en juego mayores potencias que esas tartanas de los más desfavorecidos, que solo se mueven lo imprescindible para llevar a sus dueños al trabajo.
Así que con esa medida estrella de casi todas las ciudades del mundo desarrollado se echa de los núcleos urbanos a los más menesterosos para que los pudientes circulen confortablemente y, dicho sea de paso, a mayores velocidades, aumentando sus emisiones, por otra parte ya cuantiosas, dado el uso intensivo y extensivo que hacen de sus coches quienes no han de preocuparse por el coste de la energía consumida.
En lugar de las medidas que se vienen adoptando, propongo otra más justa y eficaz: limitar el número de días, al mes o al año, que una determinada matrícula pueda moverse por la ciudad, porque todos pagan el impuesto de circulación.

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