23 abril 2023 (2): Cuando los cachivaches hacen de progenitores y educadores
- Javier Garcia

- 23 abr 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 abr 2023
Hoy celebramos el Día del Libro, y el mejor modo de festejarlo es reivindicando su vigencia y la de la educación sustentada en la transmisión directa entre humanos de valores y conocimientos.
Y viene al caso hacerlo en un momento en que móviles, tablets, e-books, ordenadores, buscadores y, últimamente, los programas de IA, han tomado aulas y hogares al tiempo que padres y educadores, los primeros por el imperativo de priorizar su vida laboral y los segundos por puro desaliento e infravaloración social y económica, han dimitido de sus altas responsabilidades.
Para que no nos alarmemos, este desbarajuste formativo nos lo envuelven en el oropel del signo de los tiempos y la revolución tecnológica. Hasta el punto de que los centros educativos compiten por introducir el ordenador en la docencia cada vez más precozmente ante el entusiasmo de una mayoría de padres que confunden los medios con los fines y que, por lo general muy mal informados, dan por mejores métodos de formación y transmisión del conocimiento que los datos empíricos ya han puesto en cuarentena o, incluso, definitivamente refutado.
El primer y gran cáncer que está metastatizando hasta los últimos recovecos de la educación es el móvil. Incapaces los profesores de desterrarlo de las aulas por la presión de las familias, resignadas a la única convivencia posible, la virtual, los alumnos han sustituido todas las fuentes de conocimiento, el ocio activo y las relaciones sociales por el intercambio sinsorgo de bytes. Las implicaciones son obvias: sedentarismo, soledad, extensión del "bullying" a la ciberesfera, consumo temprano de pornografía y la entronización de la información dudosa como sucedáneo del conocimiento... que traen como indeseables consecuencias el sobrepeso, los problemas psicológicos y psiquiátricos, las agresiones sexuales entre menores y el cada vez más escaso bagaje cultural de los discentes.
Completan el desaguisado tablets y ordenadores. De modo que los estudiantes de hoy día casi no leen sobre papel ni practican el saludable oficio de amanuenses. Y todo ello pese a que hay evidencia científica de que la complicidad física que se establece entre el libro tradicional y su lector facilita la comprensión, de la misma forma que la escritura a mano proporciona un valioso entrenamiento de las habilidades mentales que han de compaginar capacidades motoras y cognitivas. Termina de empeorar las cosas el software. Muchas de las clases de hoy se imparten con el soporte de presentaciones tipo "Power Point", fotografías y vídeos que han desterrado a la pizarra o el tablero. El empleo de tales herramientas acelera las exposiciones del docente, obviando muchas de las etapas intermedias del raciocinio, de modo que el alumno se queda sin conocer el proceso lógico completo que lleva a la conclusión final y, consiguientemente, huérfano de la explicación última de las cosas. De la misma forma, la eficiencia de los buscadores, ahora potenciada por la enorme capacidad de las herramientas IA, ha devaluado la memoria, que es crecientemente denostada y, casi perseguida, por los nuevos programas educativos, sin reparar en que no hay consciencia sin memoria y que difícilmente se puede buscar si no se sabe qué.
Acabo, tal como representa la escultura “Los portadores de la antorcha”, de Anna Hyatt Huntington, ubicada en el campus de la Universidad Complutense, la cultura se define como la transmisión entre generaciones de los conocimientos adquiridos y las experiencias acumuladas. Así que no puede haber mejor modo de aprender que de un maestro humano, entusiasmado con su noble misión y, por supuesto, con el libro de toda la vida como garante de la permanencia de sus enseñanzas.

Comentarios