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23 abril 2023 (1): Una cosa es predicar y otra dar trigo

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 23 abr 2023
  • 2 Min. de lectura

La Europa belicista está que lo peta. En medio de una guerra inmisericorde, los contendientes habían llegado a dos acuerdos de mínimos humanitarios: intercambiarse prisioneros de guerra y posibilitar la salida del trigo ucraniano a los mercados internacionales. Pues bien, ese segundo aliviadero de la tensión acumulada amenaza con obturarse ante el rechazo de Polonia, Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumanía a que el grano procedente de las estepas perjudique los intereses de sus productores nacionales. Así que los paganos de siempre, es decir, los europeos del lado oeste del continente, los que estábamos antes, vamos a apoquinar cien millones de euros para tranquilizar la inquietud de estos recién llegados que están haciendo buenos los viejos dichos de "cría cuervos y te sacarán los ojos" y "de fuera vendrá quien de casa nos echará".

Esta inopinada reacción se muestra particularmente paradójica en los casos de Polonia y Eslovaquia, que venían destacándose por sus posiciones más agresivas y su decidido apoyo armamentístico a Ucrania; habiendo sido de los primeros en proporcionarle tanques pesados y aviones de combate y destacado por sus arengas más belicosas, con las que llevan tiempo presionando para que la Unión Europea vaya cruzando las que no ha mucho tiempo se consideraban líneas rojas de implicación en el conflicto, comprometiendo seriamente la seguridad del continente entero.

Las conclusiones de todo esto son desoladoras. La primera, evidente, es que hoy día el mercadeo de la destrucción es más fluido y encuentra menos oposición y remilgos que el de los alimentos, paliativos de las hambrunas. La segunda es que en este mundo despiadado no hay amigos ni aliados, y el altruismo solo es impostura, tras la que se esconden los intereses menos confesables; que no le quepa al pueblo ucraniano ninguna duda de que todos estos "amigos" le van a exigir la devolución de esos que no son sino préstamos con intereses usurarios y que, después de la guerra, le esperan décadas de depresión económica mientas enjuga la monstruosa deuda acumulada. La tercera es que, tras el brexit, los europeos ya tenemos nuevos submarinos del imperio en el club, haciendo el trabajo de zapa que antes desempeñaba el Reino Unido, sin otro propósito que desviar a la Unión Europea de su ruta más noble para que política y economía desemboquen en el piélago de lo militar. Y la final: cada vez que alguien, contendiente o mediador, pretende dar un paso hacia la distensión, los cancerberos de los intereses de la industria bélica se encargan de sabotear cualquier intento pacificador avivando el fuego de la confrontación con arteras estratagemas.

Termino deplorando la sospechosa unanimidad mediática y el periodismo acrítico, incapaz de despabilar a la opinión pública con todas estas evidencias. Y es que los partidarios del conflicto se han asegurado el totalitarismo informativo porque aprendieron mucho del rechazo popular a la guerra de Irak, donde el activismo por la paz demostró que puede deslegitimar moralmente sus oscuros propósitos. Eso sí, estoy convencido de que, tarde o temprano, dentro de una década quizás, estas páginas de la historia se verán tan sucias, tan mancilladas, como las que garrapateraron los protagonistas del triste encuentro de las Azores.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
14 may 2023

La UE es una cosa fundada para mercadear y eliminar la poca soberanía nacional que pudieran tener los parlamentos y la actual dirigencia es realmente siniestra, hijos o nietos de nazis o assets del Departamento de Estado como el repulsivo Borrell, recuerda que es, con el carnicero de los Balcanes, el ultraliberal socialista Solana, beca Fullbright... lo mejor con la EU sería huir

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