20 junio 2021 (1): OVNIs
- Javier Garcia

- 20 jun 2021
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El grupo de trabajo de fenómenos aéreos no identificados (UAP), del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, presentará este mes un informe no clasificado al Congreso norteamericano. Según fuentes de toda credibilidad científica, lo que hace a este reporte único es que incluye pruebas objetivas recopiladas por personal militar mediante los más variados instrumentos (radar, infrarrojos, cámaras ópticas...).
Es probable que dicho informe concluya que hay una minoría de evidencias que no son explicables a la luz de las tecnologías conocidas o por causa de fenómenos atmosféricos bien descritos por la ciencia meteorológica. Naturalmente que la ausencia provisional de una explicación a partir de los datos actualmente disponibles en modo alguno puede justificar recurrir a delirantes teorías esotéricas sobre la naturaleza de los objetos, o artefactos instrumentales, observados; pero va a ocurrir y, cualquiera que sea el tono de los ponentes, los partidarios de los visitantes extraterrestres y quienes hacen negocio con estos ensueños se frotarán las manos ante una inminente nueva edad de oro para sus negocios.
En mi artículo de 21 de marzo de este año, titulado "¿Hay alguien ahí?", ya reflexioné sobre la abierta cuestión del posible contacto con otras civilizaciones allende nuestro sistema solar. Creo que en el mismo fui suficientemente convincente acerca de la extrema dificultad de captar e identificar como inteligente un mensaje enviado mediante radiación electromagnética o merced a cualesquiera otras oscilaciones en el espacio- tiempo, o del mismísimo espacio-tiempo. Por supuesto que, siendo esto así, aún es muchísimo más improbable el viaje interestelar y su casual arribo a un planeta insignificante entre los cientos de miles de millones alternativos. Teniendo en cuenta estas consideraciones, lo más razonable es pensar que los fenómenos hasta ahora desconocidos han de tener una explicación doméstica.
Hay, por supuesto, otros indicios indirectos de la banalidad de las suposiciones “alternativas”. Por ejemplo: ¿es razonable que una inteligencia superior realice la hazaña de recorrer años luz a la búsqueda de interlocutores y, cuando los encuentra, en vez de contactar, conocer o someter, se esconda tras elusivos avistamientos o abducciones de personas sin especial significación o responsabilidad? O ¿tiene sentido que los objetos y movimientos supuestamente detectados sean de una asombrosa variedad en color, forma, tamaño y velocidad?
Convencido de que esto es lo que piensa la inmensa mayoría de la comunidad científica internacional y, también, los especialistas militares de los Estados Unidos, no comprendo muy bien la razón que ha animado a la Administración Norteamericana a montar este espectáculo en la sede de la voluntad popular, la Cámara de Representantes. Una cosa es clara, el anterior "boom" de los extraterrestres explotó en medio del periodo más duro de la Guerra Fría y vuelve ahora, en un momento de especial tensión internacional y tras una pandemia que ha desatado todo tipo de especulaciones y temores. No es nada nuevo: cuando la peste negra asolaba Europa, las brujas, los herejes y los signos escatológicos del maligno se multiplicaron por doquier en un mundo ávido por hallar y castigar implacablemente a los culpables de tantas desdichas. Tal vez los delirios fantásticos y las supersticiones cósmicas sean las versiones modernas de la confusión desatada por el miedo. Caóticas circunstancias, no lo olvidemos, aprovechadas antes y ahora por los poderosos para estigmatizar a sus enemigos o apoyar sus espurios propósitos.

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