19 junio 2022 (1): Chicas, con el mercado habéis topado
- Javier Garcia

- 19 jun 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2022
Esta semana, la Real Federación Española de Fútbol nos sorprendió a todos con la que calificaba de histórica equiparación de primas y derechos de imagen entre las selecciones nacionales masculina y femenina. Confieso que cuando lo leí quedé pasmado porque, conociendo los obscenos emolumentos percibidos por los grandes jugadores nacionales, me parecía inaudito que la Federación tuviera capacidad para nada menos que doblar esos onerosos estímulos a la defensa de la patria futbolera. De hecho, me faltó tiempo para consultar la hemeroteca y constatar que los jugadores del combinado nacional, ya en el lejano 2010, habían cobrado 600.000 euros de prima cada uno por ser campeones del mundo y otros 300.000 por ganar la Eurocopa dos años después (con la inflación desbocada y tras transcurrir una década a saber lo que tienen apalabrado para Qatar).
Como todas esas buenas y correctísimas noticias que llevan "bicho" incorporado, esta mereció granes titulares en su primera versión y solo una escuálida columnita de matización pocas horas después, para desaparecer totalmente de los medios en apenas veinticuatro horas tras airearse el feliz acuerdo alcanzado entre la presidencia de la Federación y las representantes de las jugadoras. Total, que aunque es verdad que se ha conseguido una notable mejora económica en las condiciones y estímulos, sobre todo en lo referente a la parte de los derechos de imagen que les corresponde a las jugadoras, lo cierto es que, como se precisó ya para un público mucho menos numeroso, la supuesta equiparación económica entre los equipos masculino y femenino solo alcanzaba a igualar los porcentajes del negocio dedicados a premiar el trabajo y los resultados de las jugadoras. ¡Acabáramos! O sea que de lo que realmente se nos estaba informando era de que, pese a que los ingresos generados por el fútbol femenino tal vez estén dos órdenes de magnitud por debajo de los producidos por el masculino, la Federación se quedaba con una tajada relativa mayor en el caso de las competiciones para mujeres, y que lo que se ha conseguido es apenas acabar con esa injusticia manifiesta.
Ya me parecía a mí. Esto del fútbol, como se disculpaban los mafiosos antes de asesinar a algún miembro del gang adversario, "es solo negocio". Y es por eso que, pese a la potente campaña desplegada en favor del balompié femenino, le auguro un escuálido futuro. Las razones son varias: una es la saturación futbolera, ya que cada vez hay más competiciones en la élite, amén del montón de categorías inferiores que llevan décadas entreteniendo la sobremesa vespertina de padres y vecinos de los jugadores aficionados; la segunda causa es cultural, no habrá espectáculo deportivo más marcadamente masculinizado y, si se quiere, más irredentamente machista y reaccionario que el fútbol, ese que comenzaba con el hincha levantándose de la mesa dominical puro en ristre, dejándole el fregado a la esposa o madre, para desgañitarse emitiendo expresiones soeces, muchas veces homófobas o racistas, a árbitros y rivales; y el tercer y último motivo que me atrevo a exponer, pese a que quizás me ocasione algún tirón de orejas por discrepante, es la diferencia física y de calidad entre las competiciones femenina y masculina, más que apreciable y difícil de acortar teniendo en cuenta la distancia entre el número de licencias federativas y las grandes dimensiones del campo y las porterías.
Considerando lo anteriormente expuesto, y si realmente se quiere ubicar al deporte femenino en pie de igualdad con el masculino, sería mejor dejar de inyectar tantísimos recursos públicos en el fútbol, ya sobradamente financiado, y dedicarlos a reforzar los deportes que, por su naturaleza, son mucho más igualitarios. Es el caso del atletismo, en el que la competición discurre alternándose las pruebas indiferentes al sexo de los contendientes y ante el interés de un público que no hace distingos y aplaude a rabiar las gestas de todos y todas las atletas.

Comentarios