17 septiembre 2023 (2): Por el interés baila Andrés
- Javier Garcia

- 17 sept 2023
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El Banco Central Europeo (BCE) ha subido esta misma semana el tipo principal de financiación, más bien "tipejo", a la escandalosa cifra del 4,5 %. Dicen los sesudos responsables de esta organización, cuyas decisiones tienen más impacto en las vidas de la ciudadanía que las de los gobiernos, pero que nadie elige democráticamente, que es para frenar la inflación. Pero lo cierto es que, para hacerlo, suben el precio del dinero y añaden un alza más a la ya encarecida cesta de la compra (nada desdeñable a la hora de impactar en la capacidad adquisitiva de la mayoría, ya que los europeos vivimos entrampados y víctimas de las refinanciaciones usurarias).
Argumentan estos iluminados que se hace para enfriar una sobrecalentada economía, cuando hay medios más evidentes para congelarla. Por ejemplo, que la Unión Europea, a la que teóricamente sirven, dé carpetazo a la intervención militar europea en el Este del continente, que es la razón principal del aumento de los precios, muy particularmente, los de los vectores energéticos, alimentos y materias primas. O, y es otra idea que me acosa recurrentemente, ejerciendo el BCE su misión de moderador de los mercados, parando los pies a tantos negocios especulativos, ya que muchos estudios realizados han puesto de manifiesto que la escalada inflacionaria se debe fundamentalmente al alza desmesurada de los márgenes comerciales y los beneficios empresariales.
Por mucho que nos vendan sus dotes de exégetas exclusivos del caótico vaivén de los mercados, su ciencia es fácilmente inteligible para cualquier mortal que precise de un crédito: el dinero que demanda es ahora muchísimo más caro que hace unos pocos meses. ¿Y a quién beneficia la carestía de los préstamos? Pues, almas de cántaro, a quienes los venden, o sea, a las entidades financieras. Pero es que, además, la ley que aplican los del BCE es la del embudo, porque no les he oído ni siquiera recomendar a la banca que remunere justamente los depósitos de sus clientes. Así que, ese dinero que los prestamistas venden a tan buen precio, o lo crean de la nada, o lo obtienen de gratis de quienes precisan mantener abierta una cuenta, que somos todos; y más ahora, que no es posible recibir un servicio o comprar casi nada en efectivo. El negocio no puede ser más redondo.
Malicio que nada en nuestro favor podemos esperar de esas mujeres y hombres que se autoproclaman imparciales árbitros económicos, porque todas y todos (el lenguaje inclusivo también ha de regir en este feo caso) fueron altos ejecutivos de la banca internacional privada.
Para terminar, reivindico un BCE estrictamente dependiente de la Comisión de la UE, donde todos sus empleados sean funcionarios de la Unión y su alta dirección se escoja entre prestigiosos académicos, sin vínculos con la gran empresa, nombrada por el Parlamento Europeo a propuesta del Consejo de Ministros. Qué menos.

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