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17 septiembre 2023 (1): Parque Jurásico

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 17 sept 2023
  • 3 Min. de lectura

Cada cierto tiempo, y siempre en momentos especialmente trascendentales de nuestra historia contemporánea, surgen de entre la bruma del pasado tres "ex", un par de los que fueran presidentes del Gobierno y uno que desempeñara como vice, siempre de acuerdo en lanzar invectivas y admoniciones contra cualquier intento de alterar lo más mínimo la sacrosanta Constitución o, simplemente, de leerla desde la realidad actual, y no al través de las viejas gafas de pasta setenteras.

Así ha sido una vez más y, cual profetas del apocalipsis de la ruptura de la patria, están bramando y rasgándose las vestiduras porque este Gobierno ilegítimo que padecemos pretende permanecer en el poder, aun a costa de ceder a todas las demandas de los independentistas y desmembrar la España que, según ellos y contra toda evidencia histórica, ha sido un ente indisoluble desde los tiempos de los visigodos. El que antaño luciera escueto mostacho, y ahora exhibe boca y nariz inusitadamente distantes, ha propuesto una movilización cívica masiva para preservar las esencias patrias; o sea, que ha apelado al poder judicial para que ponga todos los palos posibles en las ruedas de la presente legislatura y a los más energúmenos de la extrema derecha para que tensen la cuerda de la convivencia en una manifestación que esperaba que fuera de dimensiones bíblicas. El mesías venido del Noroeste, que tiembla ante el inminente ridículo de su desvestidura, servil, como siempre, ha asumido como propia la disparatada iniciativa de la movilización de las estantiguas y se ha puesto a ello (aunque a última hora, y por temor a que Vox patrimonializara la revuelta de los acomodados, lo ha dejado en un mitin). Todo menos la aceptación democrática de las mayorías parlamentarias.

Llama la atención la unanimidad de estos abueletes cuando, en sus tiempos de protagonismo político, eran, o eso parecía, feroces contrincantes. La razón de su insaciable ansia de protagonismo y la convergencia ideológica a la que han llegado es un misterio inextricable. Aunque, bien mirado, igual sus diferencias no eran las que suponíamos, porque gobernaron España durante veintidós años seguidos y, como decía el único subalterno de los tres, después de ese tiempo "no la conocía ni la madre que la parió". Efectivamente, fueron los sucesivos gobiernos de González y Aznar los que, en comandita y buena sintonía, instauraron el neoliberalismo. Es bajo su mandato cuando se nos convenció de la "verdad científica" del darwinismo social (omitiendo el pequeño detalle de que los, supervivientes, los triunfadores, juegan casi siempre con las cartas marcadas), de la magia de la inexistente libre competencia y de las virtudes de la dictadura del beneficio inmediato. Asumidas por el grueso de la sociedad estas opiniones de parte como hechos incontrovertibles, procedieron a una implacable privatización de todo lo que se había creado desde la iniciativa pública y con los impuestos apoquinados por todos los ciudadanos. Pero aquí no terminaron sus afinidades, porque en lo estratégico se dejaron de terceras vías y no alineamientos y, pese al eslogan, sutil encubridor de la mentira flagrante, "OTAN de entrada, no", nos incorporaron a la Alianza militar occidental e, incluso, uno de ellos se involucró en una sonrojante guerra de agresión (por cierto, creo que se han retractado públicamente de aquella decisión de intervenir militarmente en Irak todos los protagonistas de la famosa instantánea de las Azores menos él).

En fin, que cuando gobernaron lo hicieron en favor de los poderosos, de los intereses de los mandamases internacionales y en contra de la mayoría social, de modo que el balance de su gestión ha de ser necesariamente negativo. No sé, pues, de qué logros o méritos pretéritos se invisten cuando sermonean a los que ahora tienen la responsabilidad de guiar al país hacia el destino de ser un lugar mejor para vivir.

Estos dinosaurios se empeñan en seguir reptando por el suelo español, y no se sabe muy bien si es debido a su indoblegable espíritu de pervivencia, de modo que han alcanzado la venerable condición de fósiles vivientes, o porque los aviesos manipuladores de la historia los han clonado a partir de sus restos nauseabundos, como hacen lo biólogos de la célebre peli del mismo título que este artículo, con el propósito de dar brillo y esplendor a la Transición que no depuró responsabilidades y, cuando se considera pertinente, los sacan en procesión como los incas a las huacas de sus monarcas difuntos, cuando la sequía agostaba las cosechas.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
17 sept 2023

absolutamente de acuerdo, en lo fundamental Felipe y Aznar igual... por eso me cuesta tanto votar...

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