17 mayo (1): Normalidad normal
- Javier Garcia

- 17 may 2020
- 2 Min. de lectura
Me siento lenguaraz, así que esta primera entrega dominical del blog va a ser doble. Contad, pues, con este y un siguiente artículo.
La niebla de la pandemia se va disipando, y empezamos a entrever lo que por bastante tiempo velaba. Y... ¡Oh, sorpresa!, lo que se nos muestra es el mismo paisaje al que, no ha mucho tiempo, estábamos acostumbrados. Vuelve, pues, el ambiente electoral a Euskadi y, parece, que los comicios se van a celebrar en julio. Aunque, quién sabe, habrá que esperar a que los hechiceros de Ajuria Enea, ahora llamados asesores, se apliquen a sus sortilegios y determinen la mejor conjunción astral para el éxito de su candidatura.
Si alguien creía que los escándalos y tragicomedias políticas cesarían en beneficio de una causa mayor, habrá visto defraudada esa expectativa. Resulta que la Dolorosa madrileña, esa que por su estilismo retro podría confundirse con una némesis ideológica de Pasionaria (y va de pasos procesionales) pena su confinamiento en una suntuosa suite sobre la que, de momento, ni ella ni su partido han querido dar detalles. Concedámosle el beneficio de la duda, pero hiede a ese tan hermoso y español "hoy por ti, mañana por mí" que se traen entre cargos públicos y empresarios. ¿Saltará otro anuro de la charca de los batracios chulapos? No importa, cuentan con esos incondicionales de la "milla de oro" que, olvidándose de las buenas maneras que lucen en sus privadísimos saraos, vociferan y golpean desaforadamente las ollas y sartenes de sus criados, pidiendo la dimisión del gobierno. ¡Qué ordinariez!
Sigo con los faros antiniebla encendidos y... ¡claro, ahí sigue la negociación del Brexit! No sé cuánto durará esa ópera bufa, pero sí conozco el final: nos bajaremos los pantalones democráticos para que luzcan los gayumbos financieros, adornados con el signo de la Unión Jack.
Por supuesto que continúan las algaradas bananeras. Un grupo de disidentes venezolanos, de poco seso y peor impedimenta bélica, creían que Maduro estaba... maduro, y decidieron hincarle el diente. Pero parece que no, que pese a sus maneras histriónicas, aún está verde y correoso, así que han quedado mellados y probado el amargo y astringente sabor de la derrota militar.
Acabemos, como la Puerta de Alcalá, ahí están viendo pasar el tiempo las agresiones machistas, las crisis humanitarias y los dirigentes sandios diciendo memeces sin que, y esto es lo extraordinario, les cueste ni un solo voto.
Me bajaría de este enloquecido carrusel, pero Elon Musk aún no ha puesto a punto su Starship, y mi viaje a Marte o, mejor, a la más lejana estrella, tendrá que esperar a que las ranas (¡vaya día de anfibios, y eso que están en vías de extinción!) críen pelo o yo malvas.

Comentarios