17 julio 2022 (1): Uberización
- Javier Garcia

- 17 jul 2022
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Esta semana comenzó con otro escándalo más: los denominados “Uber Files”, la revelación de mensajes y documentos internos de esta organización internacional que muestran bien a las claras su “modus operandi” exento de escrúpulos. En estos textos ellos mismos parten de la evidencia de que su modelo de negocio choca con las legalidades vigentes en casi la práctica totalidad de los países donde desean implantarse o ya están operando. Pero indiferentes a consideraciones jurídicas, proponen una estrategia de penetración que esgrime como argumento principal la modernización y el abaratamiento del transporte privado; de modo que, en aras de ese supuesto progreso, se practica un inmisericorde lobbismo ante las autoridades que ostentan la capacidad de decisión, con el propósito de que se altere el marco legal o se tolere la alegalidad, a la vez que se desprestigia, mediante dumping, en los medios y con todo tipo de estratagemas arteras, al gremio del taxi, al que se califica de obsoleto, caro, que opera protegido por unos privilegios trasnochados y que es capaz de reaccionar violentamente ante la sana competencia.
Por supuesto que, como casi siempre, quedan señalados numerosos y destacados políticos que adoptaron actitudes tibias ante la predación inmisericorde de Uber, cuando no facilitaron explícitamente su desembarco. Según lo que muestran los documentos desvelados, destacan, y no precisamente por su celo en garantizar la libre competencia y los derechos de los trabajadores, Emmanuel Macron y la ex comisaria de la UE, Neelie Kroes.
Conocéis el resto de la historia, que en esencia ha puesto al descubierto las atroces condiciones de trabajo de sus chóferes, autónomos sin relación laboral formal con su empresa y que, supuestamente, son los únicos patronos de este negocio, desempeñando Uber el discreto rol de proveedor del servicio telemático que los acerca a sus clientes.
Por supuesto que el trampantojo ya ha sido desenmascarado en todos los tribunales donde se ha dirimido el contencioso sobre la naturaleza del contrato entre Uber y sus chóferes, siempre en el sentido de desmentir las pretensiones de la multinacional y exigiendo el carácter de trabajadores por cuenta ajena para los conductores.
En resumidas cuentas, este es uno de los muchos ejemplos en los que el sistema trata de engatusarnos con los cuentos de la tecnología y la inevitable digitalización, el saludable efecto de la competencia, la eficiencia y el mejor servicio. Todas las privatizaciones entonaron los mismos cantos de sirena, pero tras la experiencia ni hay excesiva novedad en las tecnologías empleadas ni competencia, porque todo suele repartirse en el contexto de cerrados oligopolios, ni mejora en la eficiencia, como es el caso de la medicina privada en los USA, la más cara y desorganizada del mundo, ni el servicio va más allá de lo mediocre.
Lo que realmente se pretende con todas estas “innovaciones” no es más que hacer negocio pasando por encima de la ley y los derechos más elementales. Cuidadito pues con esas otras propuestas de “uberización” (¡ojo a la denominación, que lo dice todo!) del empleo, que nos tientan con eso del trabajo remoto desde cualquier playa paradisíaca, pero lo que de verdad ofrecen es una actividad “free lance” de allá te las compongas y pagada míseramente en régimen destajista.

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