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17 enero 2021 (2): Postureo

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 17 ene 2021
  • 2 Min. de lectura

Como estamos abonados a las calamidades, en lo más fragoroso de la no sé qué ola del COVID, y tras la asonada capitolina en Washington, no podía sino precipitarse sobre la península Ibérica toda la ira del invierno, cubriendo de nieve y hielo el cuarto noreste de su geografía.

Pese a que la catástrofe ha afectado a amplias zonas mesetarias y montañosas, el centralismo jacobino de la derecha capitalina ha subvertido el discurso de sus medios afines para que se centren exclusivamente en lo acontecido en Madrid. Circunstancia que los ilustres Pablo Casado y José Luis Martínez-Almeida no han dejado pasar sin aprovecharla para hacer adeptos, fingiendo que retiraban la nieve de la vía pública y simulando lo que, en rigor, se le estaba solicitando a la ciudadanía.

A esto se le llama ahora "postureo", término que ha tenido tanto éxito que la Real Academia de la Lengua ya lo recoge y define con la siguiente y más que ajustada frase: "actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción".

Sé que la peregrina idea de los consabidos y, sobre todo, su poco arte en el manejo de la pala, ha dado mucho juego en las redes sociales, que han hecho chanza, y hasta escarnio, del inútil acto de cambiar de sitio la nieve (muy poca, por cierto) sin dejar expedito y libre de resbalones ningún nuevo espacio.

Dicho esto, no escribo este artículo para hurgar en la herida de estos ilustrísimos (¿o son excelentísimos?); muy al contrario, me parece de lo más normal que el líder del Partido Popular y el alcalde de Madrid no se desempeñen como consumados bomberos (yo mismo no lo hubiera hecho mejor), no es esa la habilidad ni la actitud que, como ciudadanos, deberíamos demandarles. Así que me permito animarles, a ellos y a otros prohombres de la patria, a que insistan en el postureo, pero por favor, en aquel que ofrezca algún rédito al depauperado bien común.

Y como no quiero concluir esta columna divagando, voy a poner un ejemplo concreto de "actitud artificiosa" que, entiendo, sí que redundaría en un mejor servicio público: que todos los miembros de la Casa Real, los del Gobierno de la Nación y los de todas las Comunidades Autónomas, acudan a los centros de vacunación más próximos para recibir sus dosis de antígenos debilitados; y, si quieren, convoquen a los medios para que certifiquen que están hechos de carne y hueso, y que por sus venas circula un fluido tan rojo como el del más común de los mortales.

Sé que algún lector me objetará que esto se puede malinterpretar como un descarado trato de favor a un colectivo de bajo riesgo. Nada más lejos de la realidad, creo que la mayoría de los ciudadanos agradeceríamos el gesto; despejaría muchas dudas y, sobre todo, movilizaría a aquellos que llevados por su propia desconfianza o la nefanda influencia de las mentiras que circulan por ahí, todavía son reticentes a vacunarse.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
17 ene 2021

he de reconocer que no estoy vacunado contra la "influenza" de las nefandas mentiras que circulan por ahí y apoyo tu propuesta y me ofrezco voluntario para vacunarlos yo pero con la vacuna de Moderna y no con un suerillo salino

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