17 enero 2021 (1): Venceremos
- Javier Garcia

- 17 ene 2021
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Haciendo cola en la caja del supermercado sorprendo la siguiente conversación entre una señora mayor y la cajera: "¿qué tal andamos?" "Resistiendo, hija". "No nos queda otra que luchar". Supongo que hablan del dichoso coronavirus, pero no es esa la cuestión que ese breve intercambio de saludos me suscita, sino el lenguaje bélico empleado.
Efectivamente, "luchamos" contra un enemigo biológico diminuto, "peleamos" por conseguir o mantener nuestro puesto de trabajo, "vencemos" al cáncer cuando este remite hasta el punto de no ser detectable mediante analítica alguna, "triunfamos" sobre la depresión si logramos salir de ella...
En fin, que para todo se ha generalizado un discurso de tono caqui, castrense, que tiene un lado perverso: como parece que en esta vida las cosas van bien siempre que se ponga todo el esfuerzo en “vencer” a todo tipo de enemigos (tengan estos la naturaleza que sea), la responsabilidad completa sobre nuestro destino solo nos compete a nosotros mismos, únicamente depende de la componente volitiva, de la firmeza en el "combate" de cada ser humano individual y, al parecer, nada del punto de partida, del contexto, de los medios puestos al servicio de lo público y lo privado, de la comunidad, del ordenamiento socioeconómico y político...
Siento desanimar a unos, pero me alegro de consolar a los más, indicando que esta filosofía idealista, alumbrada bajo la hegemonía ideológica del neoliberalismo, es en extremo dañina y nada certera. El coronavirus nunca desaparecerá de nuestras vidas por acción heroica alguna, sino cuando se alcance la "inmunidad de rebaño" merced, por cierto, a la eficiencia de nuestro sistema inmunológico, un "invento" que la selección natural alumbró hace varios cientos de millones de años, por supuesto, de modo no consciente. De la misma manera, el empleo y su calidad dependen fundamentalmente de la coyuntura económica, de nuestra clase social de origen y del azar. Los tumores no los sana la actitud indoblegable de los enfermos, sino los nuevos avances en su tratamiento... Así podríamos ir rebatiendo todas y cada una de esas apelaciones a lo bélico que lo único que persiguen es resignación ante la desventura o el fracaso... porque ha sido culpa nuestra, o la justificación de que unos pocos detenten casi todo.
Así que, queridos amigos, el universo no reside en lo más íntimo de nuestro encéfalo, por lo menos gran parte de él, sino ahí afuera. Y a todo ese mundo exterior le importa una higa lo que nuestros cerebros cavilen, lo que nuestras infinitesimales capacidades puedan hacer para modificarlo, lo trascendentales que nos creamos o que nos hayan hecho creer que somos. Quienes apelan a todo eso juegan con las cartas marcadas o guardan bajo la manga unos cuantos ases en la forma de privilegios de cuna.

me gusta el tono general de tus consideraciones, en especial la apreciacion de que como especie solo nos salvará nuestro propio sistema inmunológico que convive con virus desde nuestra "aparición" como especie; como a ti tampoco me gustan los héroes salvadores que cotizan en bolsa