15 octubre 2023 (2): Relato sin crédito
- Javier Garcia

- 15 oct 2023
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Estamos asistiendo, entre el estupor y el horror, a las masacres que se vienen sucediendo estos últimos días sobre esa tierra maldita que los credos monoteístas tienen por santa y prometida.
Miles de inocentes civiles de ambas comunidades enfrentadas han sido exterminados, torturados, secuestrados, privados de la vivienda y hasta del agua y el alimento, a la vez que se prepara una suerte de "solución final" (a los israelíes les tiene que sonar) mientras que la denominada comunidad internacional (cada vez menos comunidad y menos internacional, porque ya solo la integramos el bloque de los países anglosajones y los miembros de la Unión Europea) solo ve en estos trágicos acontecimientos la mano negra del terrorismo de Hamás, a la par que se apresura a anatematizar la supuesta equidistancia de quienes recuerdan que, como los crueles milicianos que asaltaron las alambradas y asesinado indiscriminadamente, los israelíes también vienen practicando el terror desde el año 1948, matando, privando de la tierra y la vivienda a sus legítimos dueños y coartando la libertad de quienes eran los antiguos moradores de esos territorios hasta reducirlos a la condición de reclusos, sin más expectativa que la precaria supervivencia, hacinados en una minúscula y miserable fracción de la que antaño era su patria y circundados por alambradas y muros de la vergüenza.
Así que sí, señores, no justifico las masacres indiscriminadas, tanto la que ya se ha producido como la muchísimo mayor que están a punto de cometer, las repudio con toda la firmeza de la que soy capaz, sean quienes sean los que las perpetren y cuales fueran las razones aducidas. Por eso discrepo abiertamente de la unanimidad en la condena de una sola parte y las justificaciones del exterminio que se prepara por aquellos que, durante décadas, han transigido las constantes violaciones israelíes de las resoluciones adoptadas por las Naciones Unidas, guardando un silencio cómplice, cuando no jaleando los atropellos y apoyando las medidas punitivas contra la población civil palestina.
Sospecho que, por parecidas razones a las por mí esgrimidas, este cínico argumentario de las potencias occidentales, relato, que dicen los modernos, no nos lo compran en el sufriente Sur, donde nos estamos quedando sin crédito. Quien quiera dar lecciones de moral ha de aplicar la misma vara de medir para todos y en todas las circunstancias o, de lo contrario, confesar abiertamente que los intereses geopolíticos importan más que las vidas de las personas y la honesta administración de la justicia; así por lo menos se revelaría sin tapujos la clase de ética que inspira las actuaciones de nuestros dirigentes.
Y, termino, los seres humanos, israelíes o palestinos, que viven en esa castigada parte del mundo tienen derecho a vivir en paz, y ese estado de tolerancia mutua nadie va a alcanzarlo por aplastamiento del contrario. Por favor, negóciese y evítese un monstruoso derramamiento de sangre.

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