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15 enero 2023 (2): Brasil

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 15 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

La semana que ahora concluye comenzó con la intentona golpista de los ultras brasileños, cuyas hordas ocuparon las sedes supremas de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial en Brasilia. No voy a entrar en los detalles de la asonada toda vez que quien desee tal información dispone de ella en cualquier medio y, por otro lado, aún persisten reductos de irreductibles que, en tanto no sean detenidos o, al menos, dispersados, seguirán amenazando la convivencia democrática y sirviendo de cabeza de puente a nuevos alzamientos violentos; estamos, desafortunadamente, ante un punto y seguido y no al final de esta sublevación antidemocrática.

De lo que quiero hablar es de que esta acción violenta, como la anterior de la misma naturaleza acontecida en los Estados Unidos en parecidas fechas del año, ha seguido un guión bien conocido y que fue escrito hace ya un siglo. Me estoy refiriendo al que definió el movimiento fascista italiano para ocupar el poder tras la denominada Marcha sobre Roma. La cosa es bien elemental, primero, aupados por unos medios de información mayoritariamente rendidos a la causa, se azuza el malestar social a la par que se culpa a las fuerzas progresistas gobernantes de todos los males que la sociedad padece, exagerados hasta la hipérbole apocalíptica; de ahí a la deslegitimación del poder democrático solo va un paso, ya que a quienes son enemigos de la patria no se les puede conceder las prerrogativas de las que solo pueden disfrutar los ciudadanos de bien.

Eliminados los escrúpulos morales, también de la mano de organizaciones religiosas connivientes con los sediciosos que, sin reparo alguno, bendicen la violencia, el siguiente paso es ahondar más en el proceso de aparente caos social recurriendo a los cierres patronales, usualmente de los gremios del transporte y la distribución, que son los que más inquietud causan entre la ciudadanía al estar en juego la accesibilidad a los bienes de primera necesidad. Allanado el camino y abierta la autopista hacia la insurrección, se efectúa una marcha, o una ocupación, contando con la complicidad de las fuerzas de seguridad del estado y del ejército que, por alguna maldita razón, casi siempre están infectados de estos energúmenos; de modo que, como poco, dejan hacer, cuando no se unen resueltamente a la causa.

Descabezadas las instituciones, es el momento de derogar todo lo derogable, por supuesto que sin soporte jurídico alguno, y nombrar, en olor de unanimidad, a un salvador que, rápidamente, procederá a ilegalizar a todas las fuerzas políticas progresistas, cuando no a declarar un régimen de partido único.

Concluyo apelando al viejo adagio que dice "cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar"; porque también aquí se está siguiendo el manual de ascenso al poder de los camisas negras: tenemos a una mayoría de medios, propiedad de oscuros poderes económicos, convenciéndonos de que, en cualquier momento, un mena puede agredir a nuestros hijos a la salida del colegio, de que unos ocupas pueden dejar a nuestros ancianos padres sin hogar mientras bajan a por el pan, y de que, en definitiva, quienes nos gobiernan conspiran, dispuestos a desmontar la patria, en alianza con las fuerzas separatistas y el comunismo internacional. A la vez, y fundados en ese "clamor" (en realidad chillan unos pocos, pero se les oye mucho, porque cuentan con los más potentes megáfonos), los auténticos conspiradores políticos hablan de "gobierno ilegítimo", generan un ambiente irrespirable en las instituciones (con el propósito de que se vea como el calco de lo que, supuestamente, ya acontece en la calle) y sabotean deliberadamente la rutina democrática para probar que nada funciona. Hasta ha habido un par de intentonas de poner patas arriba la distribución de alimentos mediante sendas huelgas de transportistas, organizadas por un sindicato minoritario de extremísima derecha, e inquietantes reuniones entre los agitadores y determinadas organizaciones, supuestamente garantes de los derechos de los miembros de los cuerpos armados. Si no se pone coto a todo esto, ocurrirá lo que fundadamente tememos, y no podremos decir que nos pilló de sorpresa.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
16 ene 2023

Y a mí, Javi, que todo esto de Brasil, me parece una astracanada, montada por no se sabe quién y que me sorprende los arrebolados apoyos que recibió Lula de los principales matarifes del planeta

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