14 enero 2024 (2): Alguien le ha puesto el cascabel al gato
- Javier Garcia

- 14 ene 2024
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Llevaba Israel unas cuantas semanas practicando su particular "solución final" sin que los autoproclamados demócratas dijéramos ni mu, cuando en eso llegó Sudáfrica y denunció al estado hebreo ante el Tribunal Internacional de La Haya por genocidio.
Por supuesto que a los sionistas les importa una higa la reclamación sudafricana ante una instancia judicial a la que no reconocen competencia alguna en materia de sus correrías neocoloniales, pero quienes sí se ven cuestionados por la demanda son el propio Tribunal y las potencias occidentales.
El primero porque se halla en la tesitura de obrar con honestidad y admitir las abrumadoras evidencias acusatorias o mostrarse ante el mundo como un mero instrumento del poder global que solo ve criminales de guerra y delitos de lesa humanidad en las repúblicas de la ex Yugoslavia, Ruanda y Rusia.
Y los Estados Unidos, la Unión Europea, Oceanía y la OTAN porque el contencioso suscitado por los sudafricanos les ha roto la doble vara de medir. ¿Qué vamos a hacer ahora, con quién nos vamos a alinear durante el proceso sin levantar olas de indignación, reaccionaremos con la callada por respuesta?
El valiente paso dado por uno de los más destacados BRICS+ desenmascara la cínica moral sostenida por el bloque occidental, que lleva décadas arrogándose el papel de defensor de la legalidad internacional mientras la pisotea flagrantemente en aquellos lugares donde la eufemísticamente denominada "real politik" así lo aconseja.
Por supuesto que por estos lares seguiremos tragando carros y carretas y, como mucho, haremos alguna declaración buenista mientras nuestras empresas armamentistas continúan haciendo el agosto en pleno invierno. Pero nunca más gozaremos del menor crédito ante la verdadera comunidad internacional, esa que representa a la inmensa mayoría de la población mundial, a la que ya no es posible hacer comulgar con ruedas de molino.
Hemos, pues, de reflexionar sobre nuestro futuro en el concierto global en el medio y largo plazo, en serio peligro por nuestra decadencia cultural y la indecente defensa del orden injusto. Y, también, empezar a cuestionar nuestro sistema democrático liberal que, fuera lo que fuera en el pasado, hoy no garantiza el gobierno del pueblo, ya que se limita a posibilitar el ejercicio del derecho al voto entre unas alternativas que nunca ponen en solfa los vicios del sistema ni enfrentan la galopante desigualdad o la hegemonía desmedida de la gran banca y las empresas globalizadas.

de acuerdo hasta en las comas