14 agosto 2022 (2): Sequía
- Javier Garcia

- 14 ago 2022
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A la plaga escatológica del fuego la está sucediendo la no menos pavorosa y apocalíptica de la sequía extrema. No se habla de otra cosa: restricciones de agua y abastecimientos de emergencia, no solo en la seca meseta o el desértico sudeste, sino también en todo el resto de la superficie peninsular, incluyendo la estrecha franja verde cantábrica; mirad si no lo del barco encargado de suministrar agua potable al Urdaibai, nuestra Reserva Natural de la Biosfera. A los problemas para el consumo humano se suman pérdidas mil millonarias en el campo, regadíos restringidos y humedales integrantes de parques nacionales en serio peligro de desecación.
Dicen que mal de muchos consuelo de bobos, pero hay que reconocer que la "pertinaz sequía" ya no es una cantinela franquista, y que nuestros usualmente húmedos vecinos del norte están igualmente secos, más que la mojama. Al menos eso es lo que se deduce de las insólitas imágenes de cauces vacíos en Francia o praderas doradas en Reino Unido que los medios nos muestran sin compasión, quién sabe si con el propósito de socializar la percepción de calor extremo y así disuadirnos de emprender una enloquecida migración a los territorios boreales. Se trata, sin duda, de un fenómeno de afección continental vinculado al cambio climático y, quizás, también al Niño, esa corriente recalentada del Pacífico que, al parecer, tiene impacto planetario.
Sea como fuere, la sequía actual, posiblemente por vez primera en la historia, alcanza a todo género de fluidos, y en eso es tan única como las durísimas condiciones térmicas que estamos padeciendo. Quiero decir que no solo escasea el agua, sino que también sufren severas restricciones los suministros de gas y electricidad (que es igualmente un fluido, pero de electrones). Así que, como con el agua, se están implementando de urgencia nuevas conducciones que posibiliten los trasvases en todas direcciones, aunque la verdad, no sé si servirán de mucho si las fuentes siguen manando con extrema cicatería.
Con todo, el flujo de cuyo pobre caudal más se resiente nuestra existencia y por cuyo agostamiento sobrevienen el resto de las escaseces es ese de las ideas que circulan de neurona en neurona en lo más profundo de los cerebros de nuestros mandamases y que después han de desparramarse entre el pueblo llano para que fertilicen iniciativas y construyan un futuro mejor. Así, en la amplia área del continente amenazada por la desertización, no se ha emprendido el más necesario y paneuropeo de los proyectos, aquel que hace decenios debiera haber hecho frente al avance de los desiertos y reforestado inmensas superficies hoy yermas por la meteorización. Tampoco han dado los cacúmenes de la dirigencia para haber construido una auténtica Unión Europea en lo político y lo social, tan integradora de las sensibilidades occidentales como de las del este del continente que, probablemente, hubiera proporcionado una estabilidad de la que ahora carecemos. Todo ha quedado reducido a un club de mercachifles tan codiciosos como sumisos ante quienes nos ven como simples peones, del todo sacrificables en el tablero de la estrategia global. Así que si hablamos de fluidos solo circulan en abundancia los hechos alternativos, las campañas intimidatorias y la propaganda más burda. Para estos miserables insumos hace mucho que existen anchos conductos, por los que fluyen esas mentiras y alcanzan hasta el último rincón de la geografía envenenando a las mentes más reacias a la intoxicación.

ese barco lo están llenando de txakoli fresquito