14 abril: Ingravidez
- Javier Garcia

- 10 may 2020
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Hoy cambiamos el régimen de reclusión; en el argot penitenciario hemos alcanzado el tercer grado.
Si hablamos de tercer grado es porque, al menos, existen el primero y el segundo. Colegimos, además, que si avanzamos hacia el levantamiento del confinamiento, eso de “tercero” debe de significar acercarse a la completa libertad. Aunque bien podría ser al revés y, a mayor ordinal, más estricta privación de movimientos.
Estas dudas, dignas del insigne Coco de Barrio Sésamo, que nos confundía acerca de conceptos contrapuestos, afloran también en otros contextos. Así, historiadores y paleontólogos no se ponen de acuerdo acerca del significado de “arriba” y “abajo”. Para los primeros, la Alta Edad Media precedió a la Baja; mientras que, para los segundos, el Eoceno Superior es más reciente que el Inferior.
Yo también me armo un lío en los aeropuertos con las “Llegadas” y las “Salidas”. Es obvio que la nomenclatura elegida lo es tomando como referencia al avión; porque si lo fuéramos los pasajeros, “llegamos” a las “Salidas” y “salimos” de las “Llegadas”. También mi mujer nos confunde a la hora de elegir entre los dos supermercados BM existentes en Durango, ya que dice “el de abajo” para calificar al accesible mediante escaleras descendentes pese a ubicarse en una calle más alta que el que supone “arriba”.
En fin, que lo que quería explicar con todo esto es la incertidumbre que rodea al comportamiento del Coronavirus; que hace como el noctámbulo que, llegando de parranda a su casa al alba, sube las escaleras hacia atrás para que no se sepa si se va o retorna.

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