13 noviembre 2022 (2): El país blaugrana
- Javier Garcia

- 13 nov 2022
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Este pasado martes se han celebrado los comicios electorales norteamericanos para renovar la Cámara de Representantes y el Senado. A día de hoy, y no sé si debido a la absurda complejidad del sistema electoral o a la ineficiencia de su operativa, aún no está del todo claro el ajustado triunfo de los republicanos en la Cámara Baja mientras acaba de saberse que serán los demócratas los que retendrán el control del Senado.
Se habla, como en muchas otras elecciones de los últimos tiempos, del fracaso de las encuestas, que preveían un arrollador triunfo del partido republicano, cuando los votos de verdad apuntan a un práctico empate técnico con cada uno de los dos grandes grupos políticos estadounidenses controlando una de las cámaras. La verdad es que los procesos electorales yanquis hace mucho tiempo que me dejan frío, porque espero muy poco de un sistema donde vence quien más potente campaña despliega y esta es, a su vez, función del apoyo económico que recibe de los lobbies financieros que, por supuesto, no dan duros a peseta, sino que entienden sus apoyos como inversiones de cierto riesgo.
Por lo demás, tampoco es que estemos hablando de que se pueda elegir entre opciones políticas marcadamente diferenciadas, tanto el Partido Demócrata como el Republicano son unos convencidos del liberalismo económico, quizá con el único matiz de que el primero de ellos escucha con mayor cariño los cantos de sirena de las grandes corporaciones internacionales mientras que el segundo es más receptivo a las inquietudes de la minería, la agricultura y la ganadería nacionales. Esta distinta sensibilidad frente a según qué empresariado se aliña con especias éticas, estas sí, bien diferenciadas. El republicanismo, el "rojo" de esta película, está fuertemente influenciado por la corriente ideológica más ultraconservadora del protestantismo de los tiempos del May Flower y las ejecuciones de las brujas de Salem, así que trata de imponer a toda la población una moral mojigata, combate el derecho al aborto y en los centros educativos exige para el creacionismo un trato equiparable al darwinismo. Por el contrario, los "azules" se muestran como los progres en su concepción de la familia, la política de género y los derechos de las mujeres.
Solo con leer el anterior párrafo es muy fácil estimar cuáles son las tendencias de voto en los distintos estados de la Unión y sí, querido lector, no te equivocas, los demócratas triunfan en aquellos distritos electorales donde las denominadas "tecnológicas" se ubican, en las "cities" financieras y, en general, donde existen más oportunidades de conseguir un empleo bien remunerado y un mayor porcentaje de la población alcanza la formación universitaria. Por el contrario, el voto republicano se asienta en el corazón de la América profunda, allá donde los matorrales ruedan impelidos por el viento y el polvo cubre de una pátina ominosa los pick-ups y los corazones solitarios. Como las circunstancias que son propicias para el desarrollo industrial más innovador concurren en los estados costeros y es en el centro del país donde reside el mayor emporio agropecuario del mundo, resulta que, si coloreamos el mapa de la primera potencia global con los tonos cromáticos de estos dos partidos, atendiendo, claro, a la preeminencia de una u otra organización política, obtenemos... la camiseta del Barça, con el azul bordeando las costas y el rojo enseñoreándose del centro del país.
Con todo, y aunque parezca que estamos ante un bipartidismo casi perfecto, puesto que las demás formaciones rara vez colocan a alguno de sus miembros en cargos electos, lo cierto es que he hablado mucho de los rojos y azules, y he omitido mencionaros al principal partido político norteamericano: el blanco de la abstención. Y es que, como supongo sabéis, en los Estados Unidos de América está enraizado uno de los abstencionismos más elevados de todo el mundo democrático; eso sin mencionar que, para votar, no basta el solo hecho de ser ciudadano o estar inscrito en el censo, sino que hay que registrarse para ejercer el derecho constitucional del voto, y eso cuesta algún dinero. Concluyendo, hay más desencantados de la política que simpatizantes del burro o el elefante, y esa opción mayoritaria sospecho que está mucho más homogéneamente distribuida.

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