12 diciembre 2021 (2): Sin la venda en los ojos

Estaba yo anteayer seleccionando una imagen añeja para mi Instagram, cuando hallé una que había captado hace ya algunos años en la plaza Römerberg de Frankfurt y que me pareció digna de publicación (de hecho vio la luz en esa red social en el día de ayer).

Esa suele ser el tipo de circunstancia que anima a una observación reposada de la instantánea que, seguro, nunca antes se realizó. Así que reparo ahora, y no antes, en que la citada plaza alberga una fuente culminada por una representación de la justicia, con su espada y su balanza... pero sin venda en los ojos.

Desgraciadamente, esta escultura de la gran urbe de Hesse dice mucho de la justicia que se administra en este mundo. Desde luego no es ciega, ni se tapa los ojos a la hora de resolver los contenciosos. Antes bien, tiene muy buena vista, y atiende, complacida y sumisa, a los intereses de los poderosos mientras que, iracunda, desata toda su furia sobre los inermes desheredados y cualquier alma cándida que decida defenderlos.

Y digo esto porque, cercano ya el fin de este aciago 2021, son noticia juicios y resoluciones varias que ponen de manifiesto el ojo de águila de la severa dama. Es el caso de una señora que, pese a haber obtenido un indulto parcial de su pena, ha visto denegada su petición de excarcelación por "representar un peligro para sus hijos". También está en el candelero el enésimo pleito contra el partido de las mañas que, como todos los anteriores, concluirá sin inculpados de alto nivel y, sobre todo, sin castigo para los corruptores. Sucede lo mismo con la demanda ante la corte británica de aquella cortesana con ínfulas de princesa que, ya lo adelanto, en modo alguno prosperará, y el casquivano monarca terminará por retornar a su palacio libre de cargas después de haber gozado durante un tiempo de los placeres de las mil y una noches. Y termino con el caso más lacerante, el de un héroe de la libertad de prensa que cometió el sacrilegio de filtrar y revelar documentos que mostraban el desprecio de los estados más influyentes por los derechos de los "enemigos" y administrados. Eso le ha costado que la colonia, que antes fuera la metrópoli, de la principal potencia mundial haya decidido extraditarlo para que los secuestradores de la verdad se sirvan bien fría su venganza.

Mientras tanto, en estos sufridos lares ibéricos, se mantienen en la cúspide del tercer poder del estado un grupo de juristas a los que hace casi una legislatura que les periclitó el mandato y que, lo saben muy bien, bastaría la renuncia de uno de ellos para que todo el organismo fuera renovado, dando así satisfacción al marco legal vigente. Pero no lo hacen y, en un ejercicio de cinismo difícilmente superable, echan balones fuera y acusan de inmovilismo a los poderes legislativo y ejecutivo.

Decía, en fin, que la justicia se ha quitado el trapo de los ojos o, tal vez, nunca lo tuvo puesto o, quizás, siempre lo ha levantado a hurtadillas para ejercer magnanimidad con los de siempre para luego volvérselo a bajar (por vergüenza, que no por equidad) con el propósito de que caiga implacable su peso sobre los carentes de recursos, los huérfanos de padrinos y quienes cuestionan el orden establecido.