11 diciembre 2022 (2): Reichsbürgers
- Javier Garcia

- 11 dic 2022
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La policía alemana acaba de desmantelar una confabulación ultra que pretendía tomar el Bundestag, detener a los parlamentarios y, con ello, desencadenar una ola de adhesiones a su movimiento con el propósito de subvertir el orden, derrocar la democracia liberal e instaurar un régimen totalitario.
Al parecer ese era el plan de los denominados "reichsbürgers", según la información disponible encabezados por un iluminado, miembro de una familia noble de rancio abolengo, que entre sus secuaces se hacía llamar Heinrich XIII o, alternativamente, el príncipe Reuss. Estos tales "ciudadanos del Reich" son unos cuantos miles de nostálgicos racistas, supremacistas, negacionistas, conspiracionistas, terraplanistas y todos los demás "istas" que uno se pueda imaginar, aglutinados en torno a la idea común de que la prosperidad y la grandeza solo las puede proporcionar la égida de un autoritario y carismático líder, a la cabeza de un gobierno de partido único.
Este intento de asonada no ha suscitado mayor interés informativo porque, dado el perfil delirante de muchos de los involucrados, los medios y la opinión pública coinciden en ubicar esta conjura entre el sainete y la ópera bufa. Sin embargo yo no me la he tomado tan a broma, porque hay que aprender de la historia y recordar que Adolf Hitler y sus escuderos protagonizaron en 1923 el denominado "putsch" de Munich, tan disparatado o más que el presente complot, puesto que fiaba su éxito a una improbable marcha sobre Berlín; y ya sabemos todos cómo acabó la cosa solo una década después.
Lo cierto es que, insensato o no, el noble con ínfulas de salvapatrias contaba con un antiguo teniente coronel del ejército alemán, un tal Rüdiger v. P., como su lugarteniente, con una ex parlamentaria del grupo ultra Alternativa por Alemania y jueza del Tribunal Regional de Berlín, varios oficiales ya en la reserva y otros militares de cierto rango, tal vez todavía en servicio, como se desprende del hecho de que la policía haya registrado los cuarteles de la unidad especial de la Bundeswehr KSK (Comando de Fuerzas Especiales) sitos en la ciudad de Calw.
Os confieso que me preocupa que estos todavía carnavalescos movimientos se prodiguen aquí y allá. Es un hecho incontrovertible que el aparato de muchos estados europeos está infectado de estas gentes, bien posicionadas y con numerosos partidarios en el ejército, la policía y la judicatura. Y la razón de la pervivencia de esta hidra de varias cabezas es que, debido a la no declarada Guerra Fría, las democracias parlamentarias toleraron e, incluso, fomentaron la permanencia de los viejos franquistas, fascistas y nazis de toda ralea al mando de importantes resortes de poder del denominado "estado profundo", desde el que todavía ejercen, por la vía de la sucesión dinástica en los cargos, una tan opaca como relevante influencia en el devenir social, político y económico.
Con todo, lo que más me inquieta no es el número y la capacidad organizativa de estos extremistas, sino la facilidad con la que en la historia se ha transitado de una democracia liberal a una dictadura totalitaria. Y es que el cambio de régimen solo exige de reescribir las leyes que, por la vía del autoritarismo y la arbitrariedad, se pueden redactar y aprobar en muy breve espacio de tiempo. Estaríamos ante un proceso mucho más dificultoso si se tratara de sustituir el sistema socioeconómico vigente, pero ese no fue el caso en aquellos aciagos años del siglo pasado ni lo sería en la Europa actual.

Apesta a plan de los servicios secretos para restringir más aun las menguadas libertades; ahora pasarán unas leyes tipo Patriot Act por el Bundestag y con el amparo de proteger el estado alemán de nazis (es que me da la risa floja… proteger al estado alemán de nazis, es que me parto) prohibirán no ya actos si no incluso pensamientos que pretendieran modificar lo mínimo el statu quo