10 octubre 2021 (1): ¿Son todos iguales?

Los denominados "Papeles de Pandora", resultado de la investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, no han revelado nada que no supiéramos ni desatado más plagas de las que ya asolaban este infeliz planeta. Solo han ratificado, si es que todavía cupiera alguna duda, que la codicia humana no tiene límites, que quienes más poseen más menesterosos se sienten y menos están dispuestos a compartir; hasta tal punto, que cometen dolo a sus respectivos fiscos ocultando sus reales ingresos en los denominados paraísos fiscales y escamotean a los más débiles los recursos necesarios para hacer de nuestras sociedades comunidades mínimamente humanas y solidarias. También han confirmado el cinismo de los poderosos que, mientras se dedican al latrocinio, dirigen organizaciones humanitarias, hacen donaciones o dan lecciones acerca de cuál es la mejor manera de gestionar el erario público sin incurrir en el despilfarro.

Ya sabéis, en el ámbito internacional y, por citar algunos de los casos más sangrantes, entre estos presuntos delincuentes hay hasta tres presidentes latinoamericanos (todos, cómo no, de esos que prometen en campaña electoral la disminución de la presión fiscal sobre las grandes fortunas), otro jefe de estado de un país europeo al que le va el negro o el azul, algunos reyes, un ministro de finanzas norteño y estirado (como que su país exhibe el mayor promedio de estatura del mundo) que se ha destacado por sus continuas arremetidas contra el sur europeo pobre, por despilfarrador y mal gestor, un lobby encargado de encumbrar al cargo de primer ministro a quien debía deshacer la Unión Europea, un expresidente del Fondo Monetario Internacional, institución adalid del rigor monetarista y la llamada austeridad, un miembro del denominado Trío de las Azores que, al parecer, todavía le sabía a poco el desmán que ayudó a perpetrar en el Medio Oriente, un Premio Nobel de Literatura, muy democrático él, que hace pocas jornadas nos echaba un rapapolvo a los que votamos mal... y, en fin, una organización católica integrista fundada por un reconocido pederasta.

Acompaña a estas mal llamadas personalidades públicas una mayoría de potentados de toda calaña, en España una nutrida representación de las grandes fortunas, gente que ha engordado su patrimonio al calor del colosal negocio del deporte profesional, artistas de entre los más renombrados de la farándula internacional… Ya lo habréis leído, unos cuantos cantantes de los más exitosos y patriotas (pero que no residen en las patrias de sus amores), algún Sir que otro, un entrenador de fútbol que siempre ha meado colonia, pero que en su etapa de jugador ya lo pillaron dopándose, y hasta un arquitecto que vende mil veces el mismo diseño.

Como a cualquier analista objetivo no se le puede escapar lo evidente de que la inmensa mayoría de estos desaprensivos cojean del mismo pie, no me extrañaría que la puerta de entrada de un renombrado socialista madrileño al consejo de administración de una gran eléctrica haya girado deliberadamente en este momento con el propósito de que, olvidando el peso de lo cuantitativo, la opinión pública se deje otra vez llevar por esa perversa consigna que nos dice que "todos son iguales". Y digo perversa porque es desmovilizadora, porque entiende la corrupción generalizada como inevitable y hasta estimulante de la actividad económica, y porque propone la resignación, mientras que los saqueadores continúan con sus fechorías amparados en la más absoluta impunidad.