top of page

10 julio 2022 (2): El magnicidio en los tiempos de la modernidad líquida

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 10 jul 2022
  • 2 Min. de lectura

El asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe nos ha pillado a contrapié. Ha tenido lugar en uno de los países del mundo donde la sociedad civil se halla menos armada y los niveles de delincuencia son más bajos.

Más allá de la tragedia que siempre supone una vida humana segada violentamente, este magnicidio da qué pensar. Y digo esto porque este homicidio VIP nos evoca inevitablemente otros de la historia reciente: Kennedy, Olof Palme, Isaac Rabin o Indira Gandhi, a la vez que hace inevitables las comparaciones, aunque sean odiosas.

No cabe, creo, ninguna duda de que los otros asesinatos que he mencionado fueron el resultado de conjuras urdidas por poderosos con el evidente propósito de cambiar la historia. Y a fe que casi siempre lo consiguieron, como fue en los dolorosos casos de Palme y Rabin, héroes de la paz y cuyas muertes acabaron con cualquier posibilidad de resolver el conflicto árabe-israelí por la vía del diálogo y la convivencia; varias décadas después aún se arrastran sus espantosas consecuencias y no se vislumbra solución alguna mientras el pueblo palestino agoniza sometido y sin esperanza, y en Israel las libertades civiles se marchitan bajo la bota de un fanático nacionalismo confesional.

Por el contrario, el atentado nipón parece más obra de un resentido solitario sin más propósito que el de acabar con la vida de quien, para él, encarnaba la causa de su infortunio. No hay tampoco nada épico en la vida y obra de Abe, un tecnócrata conservador que dirigió los destinos del Imperio del Sol Naciente durante más de una década por la anodina senda del paternalismo liberal que su partido propugna, sin más novedad que arrumbar la tradicional política pacifista del Japón de la postguerra.

Así que el asesino engrosará la larga lista de los trastornados, ahora muy en boga y que están reemplazando a idealistas desnortados y reaccionarios de toda calaña en los titulares  luctuosos; y Abe, claro, será paradigma de las víctimas sin razón ni misión cercenada.

Así de estériles, trágicos e intrascendentes discurren los acontecimientos en estos tiempos de caos, donde las cosas ocurren vertiginosamente, sin causa ni consecuencia evidente, y donde los sucesos extravagantes, filones del amarillismo y sensacionalismo periodístico, acaparan espacios y ocupan mentes con el propósito de tornarlas aún más irreflexivas.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
30 noviembre 2025 (2): El bazar en la red

Como hace tiempo que había dejado de prestar atención a las redes sociales, casi me había olvidado de la enorme capacidad de creación de negocio que fluye digitalizada. Es por eso que me ha pillado de

 
 
 
23 noviembre 2025 (3): Tsunami de despropósitos

El mismo día que el fiscal general del estado era insólitamente condenado por una filtración informativa, cuyo origen en la acusación pública no parecía evidente, salvo para el tribunal que lo juzgó,

 
 
 

Comentarios


Formulario de suscripción

688806378

©2020 por El observador inercial. Creada con Wix.com

bottom of page