1 noviembre (1): La cena de los idiotas
- Javier Garcia

- 1 nov 2020
- 2 Min. de lectura
Hace unos pocos días, y con motivo del décimo aniversario del diario digital, "El Español", se sirvió un suntuoso ágape a ciento cincuenta (ellos dicen que ochenta) personalidades de lo más granado. A decir verdad acudió toda la dirigencia del país; entre otros: cuatro ministros socialistas (sorprende su aceptación de la invitación de un medio que puede calificarse de derecha neta), incluyendo... ¡al titular de Sanidad!, la Fiscal General del Estado, toda la plana mayor del Partido Popular (presidente, secretario general y la que fue presidenta de las Cortes), la lideresa de Ciudadanos, presidenta de la Comunidad y alcalde de Madrid, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, presidentes y consejeros delegados de la banca y las más grandes empresas constructoras, y muchas otras celebridades. Todos ellos incurrieron en faltas flagrantes: grupos mayores de seis personas, ausencia de mascarilla más allá de los tiempos de ingesta y presencia en un acto público multitudinario celebrado en un recinto cerrado.
Hasta aquí los hechos. Se queda uno sin palabras; a mí que, sabéis, soy muy amigo de los adjetivos, me faltan en esta ocasión los calificativos para estos individuos. La pregunta del millón es qué puede motivar la decisión de acudir a semejante sarao, ostentando tales puestos y a sabiendas de que el "desliz" sería inmediatamente difundido. ¿Nos desprecian, nos tienen por unos seres inferiores de los que se pueden burlar sin ninguna consecuencia, piensan que somos imbéciles, que no tenemos criterio para juzgar y que, por sus elevadas dignidades, íbamos a aceptar su derecho de pernada, les puede el boato y flaquean ante la adulación o... simple y llanamente, el coco no les da para más?
Queridísimos lectores, si la anterior era la interrogante del millón, de seguido lanzo la que sería la cuestión del billón: ¿se les va a sancionar como estipula la reglamentación vigente? Creo que todos sabemos la respuesta: por supuesto que no. Las normas y el religioso pago de los impuestos están para que los observen los ciudadanos de a pie, y sin rechistar, que enseguida se pone en marcha el aparato represor para que actuemos con "responsabilidad" (el mantra que nos repiten machaconamente ante el avance del coronavirus). Está bien el que se nos inste a asumir el compromiso solidario de evitar los contagios, pero con mayor razón, por los cargos que ocupan y por inobjetable reciprocidad, nosotros también estamos legitimados a exigirles ese tan manoseado deber colectivo. Y, como no es concebible mayor irresponsabilidad que la que han mostrado siendo protagonistas de tan patética comedia, la única opción digna sería la dimisión de todos esos histriones. Va a ser que no.

Comentarios