1 enero 2023 (1): Sin propósito de enmienda
- Javier Garcia

- 1 ene 2023
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Si hay alguna noticia local que destaque del recién caduco 2022 es la suscitada por la quiebra, no en términos financieros sino operativos, de la sanidad pública. Merecido baldón con el que deben cargar todas nuestras administraciones, por su cicatería, por la falta absoluta de planificación y por el desdén con el que tratan a pacientes y profesionales sanitarios.
Con la que ha caído el pasado ejercicio cabría suponer que nuestros gobiernos habrían tomado buena nota del estado de emergencia por la que está pasando el principal servicio público, nada menos que el encargado de velar por la salud de la ciudadanía. Pero no, según artículo publicado por La Vanguardia uno de estos últimos días, la racanería presupuestaria sigue cotizando al alza y, muy particularmente, en lo tocante a no enmendar la situación desesperada de la atención primaria. Así las cosas, la inversión en la medicina de familia crecerá, de media nacional, un 6,92 %; o sea, menos que la inflación acumulada, mientras que el porcentaje que representa frente al gasto sanitario global se acercará al 15 %, cuando la OMS recomienda invertir en atención primaria el 25 % del mismo (todos los datos mostrados han sido proporcionados por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública). Por tanto, no hay que ser ningún profeta mayor para prever que durante 2023 veremos empeorar, aún más, las prestaciones más indispensables, mientras que los profesionales, llevados al límite de sus capacidades, seguirán convocando huelgas y movilizaciones, cuando no tomando las de Villadiego y desarrollando su carrera en otros lares más hospitalarios (y nunca mejor dicho).
Preciso en este punto que el estudio desgrana esta información por comunidades autónomas, pero que no ha dispuesto de los datos correspondientes al País Vasco; colijo, y creo que no descabelladamente, por negativa expresa de nuestro Gobierno a proporcionarlos. También deduzco que, a juzgar por el silencio administrativo y cuánto le gusta a nuestra clase política alardear de las buenas cifras, la posición de Euskadi en este ranking será medianita, como desgraciadamente viene siendo ya habitual en muchos otros indicadores en los que no ha mucho destacábamos.
La Consejería del ramo, crédula ella y devota de San Silicio el "Occidental", confía en que la digitalización del servicio obre el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, malicio que no por la vía tecnológica, sino por la de disuadir de acercarse a los sanitarios de carne y hueso mediante la burocratización de los procesos de atención hasta el extremo de aburrir a los que, supuestamente, hacen uso y abuso de las prestaciones. Mi personal experiencia es que han comenzado a exigir la renovación a principios de año de los recetarios de los crónicos e instalado en los ambulatorios unas maquinitas expendedoras de los turnos de atención administrativa, no se sabe aún porque todavía no han entrado en servicio, si dificultando hasta esa primera cita.
Para nuestro infortunio, ese que parece santo bizantino, en realidad evangelizador de una nueva fe en el Oeste de las Américas, ha debido escuchar las plegarias de nuestra administración, porque nunca han estado los ambulatorios más vacíos que ahora mismo.
En fin, que si la indignación no intimida a los cazadores de votos, los que tengan posibilidades ya saben que han de suscribir un seguro sanitario privado y los que no, pues eso, tienen que retornar a los ungüentos y pócimas del curanderismo o rastrear internet para automedicarse, asumiendo el riesgo inherente, claro.

olvídate, en atencion primaria nunca van a invertir sustancialmente porque ello acabaría, también, sustancialmente con la medicina ultratecnológica