9 febrero 2025 (2): Tierras, raras y disputadas, mezquindad, la de siempre y ubicua

El nuevo ocupante de la Casa Blanca había prometido durante la campaña electoral acabar con la guerra de Ucrania en menos de veinticuatro horas. Una vez vencido en los comicios, el señor Trump ha descubierto su verdadero planteamiento al respecto.

Resulta que la estepa es rica en materias primas minerales, imprescindibles para los equipos electrónicos y las baterías, pero escasas en el territorio de los Estados Unidos de América; así que, como son los chinos y algunos países que aspiran a cierta independencia de los imperialismos quienes hasta ahora dominan esos mercados, a los yanquis les quedan dos posibles movimientos estratégicos para apuntalar el porvenir de sus tecnológicas: la incorporación de nuevos estados a la unión (de eso parece que van sus bravatas con Groenlandia) o la presión sobre algún aliado menesteroso de armas que claudique ante sus demandas, y ese parece ser el caso de Ucrania, a quien solicita acceso, imagino que sin limitaciones, a sus reservas de lantánidos, a cambio de seguir sosteniéndolo en su guerra con Rusia.

¡Acabáramos! O sea que la "desinteresada" protección occidental al régimen de Kiev no va de democracia, ni de respeto a las fronteras internacionalmente reconocidas, sino de la necesidad que tienen las grandes digitales de garantizarse un suministro sin sobresaltos de materias primas imprescindibles.

El objetivo de los "libertadores" es, paradójicamente, transformar a su supuesto aliado en un protectorado de corte neocolonial que les suministre las cosas importantes de las que carecen al tiempo que pone la "carne de cañón" en el enfrentamiento con Rusia; con el asentimiento del gobierno ucraniano, por cierto.

Así que tenemos conflicto para largo, mientras la factura armamentística sea menor que la riqueza ucraniana extraíble y las tecnológicas no encuentren otro proveedor más fiable y económico, el país frontera entre los enemigos irreconciliables seguirá desangrándose.

Todo es dinero, porque a este amoroso abrazo del oso a Ucrania se unen los proyectos inmobiliarios estadounidenses para la Franja de Gaza, a la que quieren convertir en la "Riviera de Oriente Próximo", para satisfacción de la radicalizada sociedad israelí, goce de quienes puedan permitirse el nuevo y exclusivo destino vacacional y negocio de los inversores; una vez limpio ese territorio de los sucios palestinos por los impolutos cristianos viejos.