5 mayo 2024 (1): La mujer del César debe ser, y parecer, honesta
- Javier Garcia

- 5 may 2024
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Actualizado: 20 may 2024
Las últimas dos semanas han venido políticamente complicadas, resulta que un juez, sin más datos para la decisión que publicaciones de prensa, ha optado por admitir a trámite la instrucción de una causa contra la mujer del presidente del Gobierno, señora Begoña Gómez, por razón de un supuesto caso de corrupción y contra la opinión del ministerio fiscal.
El caso muestra la fragilidad de nuestro sistema democrático, al que se le zarandea fácilmente por múltiples causas, sin que su defensa esté convenientemente armada. Empezaré mis denuestos con la esposa del mandatario, contra la que no hay evidencias de prácticas ilegales y, menos, de enriquecimiento indebido, pero que, por ser quien es, debiera de emplearse de modo especialmente cuidadoso en sus actividades profesionales y, me temo, no ha sido lo suficientemente prudente. Barrunto que, tal vez, se haya dejado llevar por esas ganas que tienen los medradores de tener contentos a quienes pueden decidir sobre sus asuntos y aceptado algún trato de favor que, sin ser delictivo, sí que ha podido alimentar a la máquina embarradora que maneja incansablemente esta derecha asquerosa que tenemos, que no acepta la decisión de las urnas cuando esta no es de su agrado.
Tampoco sale bien parado del affaire el propio Pedro Sánchez, porque ha optado por un amago de renuncia con la pretensión de hacerse imprescindible, aun a costa de la salud del propio ejecutivo. Mal, señor Sánchez, porque es precisamente en los momentos de zozobra donde el líder debe cargar con su responsabilidad y encabezar la resistencia ante el acoso, sin esconderse tras un victimismo que no hace sino el juego a los golpistas.
Bochornoso el papel de ciertos medios y lamentable el comportamiento de algunos que se autocalifican de periodistas. Los hechos alternativos no son sino mentiras flagrantes y las verdades a medias son más dañinas que los embustes. No se puede presumir de reportero cuando la tarea a la que uno se encomienda es la difusión de bulos con propósitos políticos o económicos. En definitiva, que una cosa es defender una posición ideológica desde las columnas de opinión y otra bien distinta es utilizar la falsedad como arma arrojadiza contra quienes piensan diferente.
Y termino con lo más insoportable de todo, la actuación de nuestra justicia, en manos de un grupo de incalificables a los que se les acabó el mandato hace algunos años y se niegan a abandonar sus funciones sin más explicaciones verosímiles que el puro interés propio y el de la tendencia política a la que sirven. Todo esto permite que pululen en las revueltas aguas de la judicatura togados impresentables que toman decisiones en abierta contradicción con la jurisprudencia acumulada o, incluso, con la legalidad vigente, sea esto por ignorancia o, peor, con el propósito deliberado de favorecer a una de las partes de cualquier contencioso.
Es hora pues, de la política con mayúsculas, de que el ejecutivo presente, y las cámaras aprueben, una reforma radical de la justicia que imposibilite su manejo, sea por corporativistas irredentos o por prevaricadores de manual. Hoy se cuenta con la mayoría suficiente para emprender tan necesaria acción.

Esto de la judicatura, otra asignatura pendiente, y es la enésima, de nuestra ejemplar Transición y que yo tantas veces llamo la Transacción