4 agosto 2024 (2): La Generalitat que no llega
- Javier Garcia

- 4 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 ago 2024
A la hora que escribía la última letra de este artículo aún no se había aclarado por completo el acuerdo de gobierno en Catalunya entre el PSC y ERC. El culebrón continúa porque, a pesar del texto común al que llegaron los negociadores de ambas partes y que la militancia republicana haya ratificado con su voto el convenio alcanzado, queda el escollo del voto a su aire de la representante de las Juventudes de Esquerra Republicana en el Parlamento Catalán y el regreso a destiempo de Puigdemont.
Semejante situación, tras una ratificación rubricada por una exigua mayoría de miembros del partido, demuestra dos cosas, que ERC no es un socio fiable, en el que uno no puede confiar y, segunda, que en su seno conviven quienes otorgan relevancia a cómo se gobierna con los que solo les interesa si el territorio gobernado pertenece o no a una entidad política superior.
Es por eso por lo que, más temprano que tarde, en Catalunya habrá, como en el Ulster, dos grandes grupos políticos: los separatistas (entre los que se contarían todos los simpatizantes de Junts y un amplio colectivo de antiguos partidarios de ERC) y los unionistas (integrados por el PSC, la minoría, creo que lo es, progresista del mismo ERC y lo que reste del naufragio de la izquierda de ámbito estatal). Sin quedar muy clara la política concreta que cualquiera de los dos desarrollaría en cuestiones de elevado interés para la ciudadanía.
Nótese que para nada nombro a PP y Vox, que difícilmente superarán el estatus de extraparlamentarios; porque, llevando las contradicciones de los ya mencionados más arriba a su paroxismo, seguro que no tienen más que ofrecer a los electores que un tosco nacionalismo español.
Apunto a que similar evolución barrunto para Euskadi durante la próxima década, con un bloque independentista, constituido por el PNV y el colectivo de Bildu-Batasuna solo preocupado por dónde se sitúan las fronteras, y otro unionista, integrado por el PSE, lo que queda de Restar y No Podemos y la parte de Batasuna que prefiere centrarse en la vida cotidiana y sus problemas.
También en este caso PP y Vox se auto excluyen de desempeñar el más mínimo papel, ya que su estrategia de poner a Euskadi de vuelta y media para ganar votos en otras tierras los lleva a que, en las nuestras, no les otorgue la confianza más que una minoría de fanáticos.

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