31 marzo 2024 (1): El mal está en casa
- Javier Garcia

- 31 mar 2024
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Suecia y Finlandia entran en la OTAN para, dicen, defenderse de la amenaza procedente de Rusia. Mientras tanto, y según refleja nuestra prensa durante las últimas jornadas de pasión, el más grande país nórdico sufre, con resignación y sin hallar solución, el crecimiento monstruoso del crimen organizado y los actos violentos con víctimas mortales.
Así que a mí me da que el perverso Putin es la enésima reencarnación del diabólico exterior al que cargarle todas las culpas de las miserias que nos afligen y que, en realidad, son el resultado de nuestros propios defectos y desajustes.
En el ámbito económico sucede algo parecido, Alemania y su motor económico, que se arrogaban la dinamización del crecimiento de todo el continente, han gripado. Y, como no podía ser de otra forma, también tienen la culpa Moscú y sus guerras. Lo cierto es que los lustros de recorte del gasto público y la reducción de la capacidad de compra de los salarios están haciendo su efecto bajo la forma de unas infraestructuras obsoletas y un consumo capitidisminuido.
En medio de todos estos problemas, surgidos de unas condiciones bien evidentes, a los jeripantes de este tinglado no se les ocurre otra solución que reforzar la apuesta armamentista, justificándola, como todo lo demás, con la supuesta amenaza exterior.
Es el momento de que la ciudadanía muestre su malestar en las urnas y en la calle, y exija un cambio económico que devuelva a los trabajadores por cuenta ajena la parte que en justicia les corresponde en el reparto de la riqueza generada. Ese giro copernicano pasa por reconocer el valor de la capacidad profesional y el conocimiento de los asalariados, lo que a su vez precisa aumentar drásticamente sus rentas y garantizar una estabilidad contractual que se les hurtó con las mil y un mentiras de la desregulación ultraliberal.
Vale ya de maniobras diversoras y de elevar a la categoría de generales reivindicaciones de colectivos minoritarios. El trabajador exige que se le actualice su salario y se le respeten los derechos adquiridos durante muchas décadas de lucha laboral.

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