30 marzo 2025 (3): ¿Inteligencia? ¿Artificial?
- Javier Garcia

- 30 mar
- 2 Min. de lectura
Creo que este asunto no es nuevo en este blog, aunque ahora mismo no sé si alguna vez lo he tratado monográficamente o si solo lo he mencionado en un contexto temático más amplio. En cualquier caso, una conversación con mi hija de esta semana me ha creado la necesidad de contar lo que pienso del actual boom de la IA.
Con lo que sé al respecto, que es más bien poco, pero sospecho que algo más que lo que sabe la media ciudadana dadas mis implicaciones profesionales hasta fecha reciente, me basta para preguntarme si estamos ante un herramienta inteligente y si es realmente artificial. Mi opinión es que no es ninguna de las dos cosas.
No es inteligente porque sus capacidades no se basan en razonamientos de ninguna índole, sino en el manejo de ingentes cantidades de datos procesados por algoritmos de cuestionable validez. Y no es artificial porque tanto los datos empleados como los algoritmos concebidos para su funcionamiento o las fórmulas de "aprendizaje" lo son por decisión de entes naturales.
Dicho esto, olvídense los bienintencionados de entrar en una nueva era de equidad en el juicio e independencia en la asunción de medidas, porque queda muy claro que la IA es tan subjetiva como sus creadores, y está condicionada por el sesgo ideológico y empresarial de los que la han concebido y comercializan. Porque, queridos amigos, los datos escogidos y los caminos lógicos que la llevan a la toma de decisiones están absolutamente contaminados por los intereses de quienes ponen a nuestra disposición su producto.
Esto por no hablar de otra serie de serios inconvenientes que la caracterizan, como el consumo desmedido de energía y el control omnímodo, y cada vez más agobiante, sobre todo cuanto somos y hacemos. Y termino, la IA, como muchos otros avances tecnológicos de los últimos tiempos, contradice la ingenua visión del futuro que teníamos de jóvenes, cuando el mundo parecía irreversiblemente dirigido hacia el bienestar pleno de todos. Los avances no están orientados a que toda la población viva desahogada y donde las máquinas asuman los trabajos más indeseables, sino que su propósito es engordar las ya inmensas cuentas de los más poderosos, lo que conlleva que la población que trabaja sea cada vez más minoritaria y explotada, y viva estresada hasta límites insospechados, mientras que la inmensa mayoría queda excluida del mercado laboral y condenada a una supervivencia calamitosa.

Comentarios