3 noviembre 2024 (2): Homenajeando las ánimas

La semana que hoy termina está marcada, aparte de por la tragedia, por el recuerdo y el homenaje a todos los que ya no están.

Supongo que, como tantas otras festividades ahora cristianas, esta de los difuntos tiene orígenes que se pierden en la noche de los tiempos y coincide con la mitad del otoño cuando, efectivamente, el día es ya sensiblemente más corto que la noche, la caída de las hojas caducas se acelera y las temperaturas declinan (o, al menos, así era hasta que llegó este maldito calentamiento global). En cualquier caso, estamos ante la celebración más humana, porque no hay nada que inquiete más nuestras mentes que el final de la vida.

Se trata de que, de alguna manera, quienes nos precedieron sobrevivan, por lo menos en nuestro recuerdo, de que su desaparición no sea completa y pueblen, a falta de una ubicación física, nuestras mentes.

Es necesario este consuelo, porque ese mismo destino es el que nos aguarda a todos los mortales, que no seremos nada por muchísimo más tiempo que el que estamos siendo algo. Conviene tenerlo presente, para ser más felices y hacer más felices a los demás. Si más gente lo tuviera en cuenta en su día a día se evitaría mucho sufrimiento, porque el infligir daño solo tiene sentido en defensa propia y aplicado de manera proporcionada a la agresión experimentada.

Menos mal que el saber al que ya tenemos acceso nos permite conocer razonablemente bien el pasado que no vivimos y el futuro que no experimentaremos; de modo que, en cierta forma, somos eternos, capaces de entender el desarrollo de los acontecimientos, aún en nuestra completa ausencia.

Lo mismo que nos identificamos con los que ya se fueron, debieran preocuparnos los que vendrán, así que nuestro breve tránsito debe también servir para que los que aún no han nacido gocen del mismo derecho a deleitarse con la vida que hemos disfrutado las generaciones que los precedemos.

En definitiva, estoy hablando de sintonizar con la naturaleza toda, también con la que representan las otras especies, y sentirse en paz con uno mismo.