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3 marzo 2024 (2): Energúmenos sin patria

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 3 mar 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 5 mar 2024

Este pasado jueves hube de conciliar mi alegría por la clasificación del Athletic de Bilbao, el equipo de fútbol de mis amores, para la final de la Copa con el disgusto de ver cómo un grupo de impresentables habían atacado a unos hinchas del Atlético de Madrid en un restaurante y otro colectivo igualmente censurable trató de convertir los aledaños del estadio en campo de batalla contra los ertzainas allí desplegados; y todo eso sin sumar los miles de cerdos que dejaron las inmediaciones de San Mamés como un estercolero.

La violencia gratuita y la mala educación no tienen un pase, por eso tengo que lamentar que gente que se dice hincha del Athletic protagonice esta clase de repugnantes espectáculos en los que tantas veces hemos llevado las de perder y por eso, y supongo que por ciertos principios, siempre hemos criticado. Pues bien, en esta ocasión los energúmenos estaban entre nosotros y, con la misma firmeza que se han deplorado las agresiones a nuestros aficionados en otros campos de fútbol, debemos repudiar a estos que comparten con nosotros la preferencia de unos colores futboleros pero que en esta ocasión se han comportado como vándalos sin causa.

El deporte es, primero de todo, una actividad saludable para quien lo practica y, muy en segundo plano, un espectáculo o entretenimiento. En cualquier caso, hay que respetar las reglas de juego de la disciplina que se trate y a los practicantes y aficionados que se nos oponen. En cuanto al intento de emplear un acontecimiento deportivo para no se sabe qué objetivo político, utilizando además los malos modos y la provocación contra unas fuerzas policiales que en estos casos no están reprimiendo demanda alguna razonable, sino que están desplegados para facilitar el buen discurrir de la fiesta, solo se puede decir que está protagonizado por descerebrados que, con este comportamiento, se desautorizan y ensucian cualquier ideal que dicen defender.

Aunque a cierta distancia de los agresores, tampoco me parecen mínimamente presentables todos aquellos que, aprovechando el anonimato que otorgan las multitudes, dan rienda suelta a sus más bajos instintos y, considerando que la fiesta lo justifica todo, llenan el espacio público de mierda, suponiendo que otros han de sufrirla con resignación y unos pocos terceros recogerla. Lo que termina de ridiculizar este incivismo es que muchos de quienes lo perpetran se autocalifican como ecologistas convencidos y ponen a caer de un burro a toda una serie de actividades que, efectivamente, causan un daño evidente al medio, a la par que su salvaje comportamiento, claro.

En fin, que me quedo con la histórica victoria, pero también con la sensación de que el fútbol es hoy una válvula de escape de toda clase de posiciones morales y estados de ánimo; lo que da lugar a comportamientos reprobables de determinados sectores de la práctica totalidad de las aficiones, también de la nuestra. Me voy a ver otra jornada más del campeonato del mundo de atletismo en pista cubierta, a ver si respiro aires deportivos más diáfanos y limpios. Añado como estrambote de tanto desvarío que compruebo cómo también correr, saltar y lanzar tienen sus triquiñuelas, desde decisiones contradictorias de los jueces ante circunstancias del todo equivalentes a empujones que cuestan a las víctimas no clasificarse, en fin.


 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
03 mar 2024

no sé de qué vacel asunto, cuando nos veamos ya me explicas

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