3 agosto 2025 (2): Lo trans no mola tanto

Lo digo principalmente por las grasas esas tan malas para el aparato vascular, pero también por lo de que un niño menor de edad pueda cambiarse de sexo sin la madurez ni el tiempo necesarios para adoptar una decisión tan trascendental e irreversible.

Pero la corrección sinsorga sigue aplaudiendo cualquier desafío a la biología y nos anuncia la buena nueva de que una tal Kenia Bonilla, trans para más señas, va a participar en el concurso de Miss Universo de Ecuador.

El caso me permite entretenerme en la siguiente reflexión: todos los certámenes de belleza, que tampoco son santo de mi devoción, prohíben la concurrencia de personas que han cambiado su apariencia mediante intervenciones quirúrgicas, así que me asalta la duda razonable y me pregunto por qué se ha consentido que compita alguien que, obviamente, ha recurrido al bisturí para nada menos que feminizar el cuerpo de un barón.

Sucede lo mismo cuando se permite a una trans disputar en citas deportivas femeninas, “dopada” con sus antiguas hormonas masculinas, que le proporcionan unos músculos que de ninguna manera son posibles bajo la preponderancia de los estrógenos.

En definitiva, considero una trampa de libro presentarse a cualquier disputa física femenina habiendo sido en algún momento previo de la vida un hombre. Tan evidente es esta tomadura de pelo que no conozco ningún caso en sentido contrario (de una antigua mujer, ahora hombre legal, compitiendo por un título masculino de alto nivel).

Así que, me temo que, por lo menos en esta cuestión “deportiva”, las reclamaciones transexuales chocan con los derechos de las mujeres. Por lo que quienes hayan cambiado su sexo, da igual en qué grado o bajo qué fórmula, deberán participar en una categoría propia o, si no, apuntarse a esas olimpiadas de los tramposos, que ahora organizan en los dichosos Estados Unidos, sin control antidoping (por cierto, no tengo información de récords superados en esos eventos de la jeringuilla, por lo que no me queda otra que sospechar de la integridad de los supuestamente limpios o barruntar que los abiertamente quimio mejorados son, además, más malos que la carne de pescuezo).