21 julio 2024 (2): Una globalización mal entendida

Anteayer viernes un fallo en la actualización del antivirus que protege al sistema operativo Windows dejó a numerosas compañías aéreas del mundo sin poder gestionar los embarques, a hospitales y sistemas públicos de atención sanitaria enteros sin acceso a los datos de los pacientes y sus citas médicas y a un montón de entidades bancarias, supermercados y gasolineras sin capacidad para realizar operaciones del tipo movimientos en cuenta o compraventas; y todo ello durante horas.

El incidente ha demostrado por enémisa vez la inconveniencia operativa de la denominada “nube”, que no tiene nada de etérea y sí mucho de física, y siempre está constituida por grandes servidores ubicados en los Estados Unidos de América. Por supuesto que el avance de la digitalización aumentará la frecuencia y gravedad de estas interrupciones en los servicios esenciales, sin descartar en el futuro la pérdida irremediable de datos, que podría implicar el empobrecimiento de millones de personas (nuestro patrimonio no es sino un apunte en un sistema, y puede evaporarse) y el caos administrativo más absoluto.

Aparte de estos riesgos prácticos, el almacenamiento de datos en un solo país implica la absoluta pérdida de soberanía del resto, ya que el depositario tiene acceso a toda la información y cuenta con la capacidad de paralizar estados enteros o de saberlo todo acerca de la economía o la defensa de los sometidos a este imperio de los datos controlados.

La cuestión planteada no es por tanto tecnológica, hay muchas formas posibles de gestionar la red, y la existente atenta gravemente contra la democracia y la independencia de empresas y países. Máxime cuando son compañías privadas, o piratas de cualquier naturaleza, los que pueden presionar el botón rojo de manipulación, o destrucción, del mundo digital.

Se impone una revisión del actual estado de cosas, luchando contra los oligopolios informáticos y creando y nacionalizando las que son infraestructuras críticas para nuestra supervivencia independiente. De no actuar en esa dirección, seremos siervos de un país y de unas pocas empresas, a partir de un cierto momento que no sé si ya ha pasado, sin posibilidad de revertir lo andado, por siempre atrapados en los bits de colores que no son los nuestros.