27 octubre 2024 (2): Democracia de muy baja calidad en la patria de la democracia
- Javier Garcia

- 27 oct 2024
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No es que esté siguiendo atentamente la campaña electoral norteamericana, pero lo poco que me llega merced a los titulares de prensa es que todo se reduce a mostrar el apoyo de tal o cual mil millonario, este o aquel actor de Hollywood o alguna estrella musical a uno o al otro de los candidatos. Y, cuando hablan estos últimos, es para insultar o descalificar al rival con discursos tabernarios y modos más propios de las trifulcas callejeras que de los supuestos representantes de la voluntad de todo un país.
Como viene siendo ya habitual entre las democracias degradadas que sufrimos, se habla poco o nada de programas y, menos, de compromisos claros en torno a lo que uno u otra harán si salen elegidos.
De lo que estoy prácticamente seguro, sin que precise que nadie me lo confirme, es que ninguno de los presidenciables piensa largamente en tomar medidas serias contra la desigualdad salvaje que asuela el país, que ni la afroamericana pija ni el rubio anaranjado están seriamente decididos a acabar con la sangría de los millones de sus compatriotas que diariamente se suicidan lentamente con psicotrópicos, que a ninguno de ambos les quita el sueño el enorme colectivo de ciudadanos que viven en viejas furgonetas o en sus coches, que tampoco tienen la firme convicción necesaria para acabar con la pandemia de las armas de fuego y sus terribles consecuencias, que aplauden o, por lo menos, justifican o explican cualquier guerra o cualquier actividad empresarial facinerosa que ocurra fuera de sus fronteras si la tal beneficia a los intereses de alguna compañía yanqui; que, en definitiva, cualquiera de los dos va a defender los intereses de quienes pagan la campaña que, claro, son los que tienen dinero para ello.
Tampoco los veo liderando un movimiento mundial orientado a la reversión del deterioro medioambiental ni encabezando iniciativas realmente ambiciosas frente al cambio climático y sus terribles consecuencias.
Así que, visto lo visto, son unos comicios que no me interesan, convencido como estoy que las decisiones más importantes no las adoptan los representantes políticos de la ciudadanía sino quienes detentan el poder económico, y más en el país de las barras y las estrellas. Que les vaya bonito.

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