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26 mayo 2024 (1): Los viejos (los que no somos ricos) sobramos

  • Foto del escritor: Javier Garcia
    Javier Garcia
  • 26 may 2024
  • 2 Min. de lectura

Leo con desazón que en el país del mundo con mayor esperanza de vida, Japón, las pensiones son tan bajas que la cárcel está llena de ancianos que, debido a sus penurias, cometen delitos de tres al cuarto para, castigados desproporcionadamente, ingresar en las instituciones penitenciarias y, de esa manera, contar con las mínimas condiciones de higiene, alimentación y atención médica. Mientras tanto, el dueño de Amazon se está gastando un fortunón para que un grupo de biólogos selectos resuelvan el problema de alargar la vida, con cierta calidad, hasta el límite marcado por el deterioro estadístico causado por cada división celular (unos 120 años para los humanos).

O sea, que lo que estos sinvergüenzas que manejan la economía pretenden es hacer de la especie humana un par bien diferenciado. En ese distópico futuro, con el que sueñan los detentadores del poder que otorga el dinero, la mayoría de la población no tendría otra función que la de neoesclava de los potentados y, claro, una vez que los integrantes de la clase desfavorecida alcancen edades provectas y ya no sirvan para mantener y mejorar el edén de nuevo cuño en el que persiguen vivir largamente los grandes jerarcas, lo que deben hacer es morirse, para que no se incurra con ellos en gastos adicionales injustificados (así que lo de la austeridad era esto). Y no lo digo yo, lo dicen los esbirros políticos de estos desalmados, en Japón ya lo insinuó el ministro de finanzas Taro Aso y en Europa la presidenta del BCE, Christine Lagarde (por cierto, ninguno de los dos en edad junior); ambos mostrando tácita o manifiesta preocupación por la dilatada expectativa de vida de los ciudadanos, a los que, más o menos, se nos pide el "pequeño" sacrificio de quitarnos de en medio en beneficio de las nuevas generaciones.

Aviso que ya se están tomando medidas para que, de grado o a regañadientes, cumplamos con sus exigencias. La primera y evidente es reducir el valor de mercado de las pensiones para que sea imposible no vivir, sino sobrevivir con ellas (y no hay más que volver a la población penal del Imperio del Sol Naciente para comprenderlo) y la segunda, también en marcha, es la demolición del edificio de la asistencia sanitaria universal y gratuita; de modo que solo los muy bien acomodados puedan tener acceso a las nuevas posibilidades de supervivencia que la ciencia está proporcionando frente a las peores enfermedades.

A las clases dominantes también las ayudará en sus propósitos que viven, y vivirán, en entornos mucho más saludables, alejadas en lo posible de los males de la contaminación y la transmisión de plagas, y de las penalidades del trabajo por cuenta ajena.

Me declaro en rebeldía, pretendo existir por otro largo lapso para contribuir con mi prolongado tiempo de retiro a hacer fracasar tan vil estrategia, y animo a todos mis compañeros jubilatas a que procedan de igual manera; cada minuto de más que lo estemos gozando por aquí será revolucionario y contrario al nazismo de nuevo cuño. Agrupémonos todos en esta lucha al final de nuestra vida.

 
 
 

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1 comentario


Luis Fernandez Ovalle
26 may 2024

Aprovecho para confirmarme

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