24 marzo 2024 (2): Semana de pasión

Así se puede calificar la que concluye, y es más que probable que también la a iniciarse. Siguen los bombardeos contra civiles en la franja de Gaza, Ucrania y Rusia, y Moscú acaba de vivir uno de los mayores ataques terroristas de los últimos años.

Continúa pues el sufrimiento de inocentes, sin duda también en muchos más sitios que quienes controlan la información consideran no noticiables. En fin, que este mundo no parece tener remedio. Por estos lares seguimos liados en una trifulca política más propia de los peores garitos, sin que se afronten los grandes problemas sociales que nos atenazan. A la espera de un montón de elecciones inminentes que no supondrán ninguna mejora de las condiciones de vida y ni siquiera cambios apreciables en los equilibrios de fuerzas, más allá del ascenso de la extrema derecha, que ha conseguido vender su mensaje repugnante a una sociedad medrosa y carente de una mínima moral, no se me ocurre otra cosa que desear que llegue la primavera de las ideas, tras este largo invierno de vileza y estupidez. Nunca hay que perder la esperanza y, menos, bajar los brazos.

Se me ocurre, para empezar, que exijamos verdadera tolerancia cero con el enriquecimiento de personajillos al calor político y se otorgue a la gente la capacidad de decisión en los temas más trascendentales, como lo es ahora la cuestión de involucrarnos o no en conflictos lejanos, por mucho que algunos politicastros los sitúen a las puertas de casa.

Igual pido mucho en unas circunstancias en que el poder ha recortado la democracia hasta reducirla a unas cuantas elecciones donde el ciudadano no tiene la oportunidad de elegir casi nada contrario a los grandes designios de los gigantes económicos. En fin, a ver si la primavera alumbra alguna clase de floración de derechos.