24 agosto 2025 (2): No se puede poner una vela a dios y otra al diablo sin que arda todo el tinglado

El señor Trump ha pasado de considerar con Putin concesiones territoriales a Rusia en Ucrania a prometer a esta última un sinnúmero de garantías de seguridad que pasan, claro, porque el régimen de Kiev le compre armas por 90.000 millones de dólares. Y todo esto al tiempo que los belicosos europeos (quién lo iba a decir hace no tanto tiempo), que acompañaron a Zelenski en su viaje a Washington tras el encuentro del presidente norteamericano con el ruso en Alaska, quieren la que denominan "una paz justa", o sea: la onírica victoria de su carne de cañón.

Todo es tan incoherente que, si lo que declaran es lo que realmente piensan y proponen, no va a haber paz. Va a continuar la guerra hasta la derrota completa de uno de los contrincantes.

El conflicto se va a convertir en una carrera de fondo cuyo resultado final lo definirá quién agotará antes su entusiasmo bélico; o sea: la victoria o la derrota dependerá de quién sea el primero en sentir su cartera exhausta o de quién cansará antes a su gente de que mane su sangre y no la de sus dirigentes.

Me decanto más por la revuelta popular, porque todas estas "negociaciones" se están llevando a cabo sin tener en cuenta a los que están dejando sus vidas en el curso de la discordia, y ya sabéis el cuento del desayuno de huevos con tocino: la gallina se implica, poniendo los huevos, mientras que el cerdo se compromete, al aportar parte de sí mismo. Pues eso, que los señorones juegan al ajedrez o, mejor, al monopoly, mientras que sus pueblos, o los de otros, han de ofrecer sus cuerpos para que, tal vez, acaben yaciendo deshechos en el campo de batalla.

Sospecho que no va a haber más reuniones para la galería.