22 septiembre 2024 (2): Las armas las carga... el que las carga

El fin de semana pasado el candidato a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump fue objeto del segundo intento de asesinato en dos meses. En ambos casos los que pretendieron acabar con su vida eran delirantes maníacos, bien equipados con ingenios para matar. Lo que demuestra, por enésima vez, que es muy mala idea proporcionar seguridad a base de que la ciudadanía pueda hacerse con pistolas y fusiles en la tienda de su esquina más próxima.

Adicionalmente a este cáncer del armamentismo doméstico, concurre en ambos episodios la ineficacia del dispositivo de protección del que fuera presidente USA. Como quiera que desequilibrados los hay de todos los colores y obsesiones, sorprende que, mientras en el caso de Trump los pirados fanáticos se las arreglan bastante bien para acercarse a la comisión del magnicidio, ni antes a Biden ni ahora a Harris se les ha aproximado energúmeno alguno.

Que cada uno saque sus particulares conclusiones de esta curiosa asimetría del disparate homicida, pero existen unas pocas explicaciones para semejante disparidad en los hechos que, por reiterados, admiten el tratamiento de los grandes números: que la figura de Trump es mucho más odiada que las de los candidatos demócratas, lo que parece contradictorio con el relato de que el extremista, y líder de los más fanáticos, es él; que, por alguna inescrutable razón, sus mortales enemigos son mucho más astutos y están mejor preparados que los que aborrecen a los líderes del actual partido en la presidencia; o que los dispositivos encargados de la seguridad del "hombre naranja" se desempeñan torpe o maliciosamente, mientras que los protectores de Biden o Harris hacen su trabajo impecablemente.

Como cualquiera puede concluir, todas las alternativas se pueden considerar, cuando menos, inquietantes. Alguien debería dar una explicación medianamente razonable de todo esto.