20 octubre 2024 (1): La verdad sobre la inmigración
- Javier Garcia

- 20 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 feb
A la izquierda hace tiempo que le han dado jaque mate obligándola a elegir entre el bienestar de los "acomodados" trabajadores locales y la solidaridad internacional para con los recién llegados de países pobres. Y ha caído en la celada optando por la segunda de las alternativas, sin reparar en que preferirla es, desde luego, empeorar notablemente los salarios de la clase obrera bien capacitada, pero desafortunadamente sin evitar que los migrantes deban sobrevivir con sueldos miserables y, casi siempre, en la condición de indocumentados sin derecho a casi nada.
Por si alguno tenía dudas al respecto Confebask, la gran patronal vasca, propone un plan para atraer trabajadores extranjeros porque, dice, aquí los empresarios no encuentran los perfiles profesionales que necesitan. Para desmentir semejante aserto bastaría que Lanbide proporcionara datos estadísticos de quienes buscan empleo en este país e Interior los estudios y habilidades de los que llaman a nuestras puertas. De sobra está recordar que Euskadi siempre se ha caracterizado por contar con asalariados altamente cualificados mientras los recién llegados… ya tal. Así que lo que realmente quieren estos señores, por calificarlos amablemente, es comprar mano de obra barata, digo tirada, para su único beneficio; porque los demás nos quedaríamos sin empleo o con él, pero pagado irrisoriamente y, además, deberíamos sustentar con nuestras aportaciones sociales la difícil supervivencia de aquellos recién llegados que han dejado de ser un chollo para estos entusiastas de la plusvalía, porque algunos de los obreros forasteros han legalizado su situación y ya no resultan tan económicos.
Con el propósito de complementar este plan de mejora de sus cuentas de explotación, los Scrooge de nuevo cuño proponen también una rebaja impositiva a las rentas altas para, argumentan, retener y captar talento. Y resulta que hay numerosísimos vascos brillantes, con currículos fantásticos, que engrosan las filas de los desempleados o viven en cualquier otro lugar del mundo donde sí valoran su preparación y conocimientos. O sea, que la fiscalidad generosa la postulan para ellos mismos, sus vástagos que, pobrecitos, “sufren” el periodo previo a ocupar los cargos directivos que les corresponden por cuna, y otros allegados.
En fin, que el flujo constante de inmigrantes se sostiene o, incluso, incrementa, porque beneficia al capital.

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